Gracias por tanto, Don Roberto

13-05-2025
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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Reconocer el talento, la capacidad y el valor de una persona es un don que poca gente tiene o ejerce. Ir más allá e impulsar a esa persona a dar más de sí misma y a explorar otros caminos es un don aún más raro.

Roberto Rodríguez Marchena, creador de la Comunidad Ojalá, y a quien tristemente despedimos hace unos días en un velatorio tan concurrido como emotivo, tenía ambos dones, y muchos somos los que podemos dar fe y testimonio del poder transformador de una persona que fue además generosa y enteramente decente.

Fue en 2005 cuando, de manera casual y sin tener idea del grado de aprecio y estima que desarrollaría con el paso del tiempo, que don Roberto y yo tuvimos algún contacto.

En los pasillos del Palacio Nacional, este señor de porte elegante y distinguido siempre hacía una pausa para saludarme y entablar alguna breve conversación.

Recuerdo que en más de una ocasión me preguntaba por qué querría hablar conmigo, pero igual me agradaba (y agradecía) conversar con una persona tan leída y culta.

Por 8 años, a partir de 2012, tuve la oportunidad de aprender muchas cosas nuevas en el espacio de comunicación gubernamental.

Fue cuando Don Roberto  asumió el mando de la Dirección de Comunicación en la Presidencia, aportando un estilo fresco y ágil que era muy diferente a lo que se había estado haciendo hasta ese momento, tanto así que resultaba inicialmente chocante.

Mucho fue lo que aprendí en esos años. Don Roberto y DICOM fueron mi escuela para aprender manejo y análisis de redes sociales, recursos que eran la novedad en esos años y a los que se supo sacar provecho magistralmente.

Algo que me llamaba la atención de Don Roberto era su curiosidad y su interés por aprender cosas nuevas y abrazar la tecnología.

Fue por ahí, quizás, que más conectamos: empezó preguntando por temas de actualidad del ámbito tecnológico, luego se interesó en mi opinión y, un buen día, en 2017, nos honró con su presencia en el lanzamiento del proyecto conjunto Genoma Digital + Vía Tecnológica. A esto siguió un apoyo continuo que se manifestó de muchas maneras.

Conocer a una persona tan noble como Don Roberto después de experiencias laborales negativas es un regalo que no se encuentra todos los dias.

El haberme valorado como profesional y el haber visto un potencial que fue, además, impulsado y apoyado hizo una enorme diferencia en mi perspectiva; diferencia muy positiva que agradeceré eternamente.

Es mucho lo que agradezco a don Roberto. Me faltan las palabras para expresar la gratitud, aprecio y estima que siento por una persona que hizo una grandísima diferencia en mi vida. Para mí fue un honor cuando me invitó a formar parte de la Comunidad Ojalá, y con mucha honra continuaré con este compromiso.

Por último, algo que siempre resaltaré; era una maravilla conversar con Don Roberto. No solo eran conversaciones amenas y llenas de sabiduría y conocimiento, sino que eran verdaderos intercambios de puntos de vista que enriquecían a los participantes.

Dentro de mi tristeza por su partida, tengo la dicha de haberlo conocido y haber tenido oportunidad de tratarlo de cerca. Esto es algo que no sucede a diario, y valorarlo es una suerte de consuelo en estos momentos.