Las criptomonedas, encabezadas por bitcoin, son un juego especulativo que se hace cada vez más marcado y violento. 

Para que se tenga una idea del por qué de esta afirmación, basta con ver el comportamiento de estos activos en los últimos días. 

Este lunes, por ejemplo, el valor de bitcoin cayó por debajo de 33 mil dólares, lo que equivale a menos de la mitad de su valor pico de 68,990 dólares, el cual fue alcanzado el pasado 10 de noviembre. 

A lo largo de su existencia, bitcoin ha sido un drama de altas y bajas que se han ido haciendo más marcadas con el paso de los años. 

Al hablar de criptomonedas, la referencia por excelencia es bitcoin porque esta fue la primera en salir al mercado. Este acontecimiento ocurrió en enero de 2009 en respuesta a la crisis financiera mundial de 2007 – 2008, evento que hizo perder la confianza en bancos y autoridades a partes iguales. 

Desde su nacimiento, bitcoin se ha mostrado como la alternativa “libre” al sistema financiero organizado mundial, y en parte de ahí derivan los dolores de cabeza. Estamos hablando de un activo físicamente inexistente, respaldado por nada, que promete toda clase de fluidez y libertad en cuestiones financieras. 

El molde de bitcoin ha servido de base a las demás criptomonedas que pueblan este entorno tan peculiar: ether, monero, litecoin, dogecoin y un largo etcétera. 

Es un hecho que cuando cae bitcoin las demás caen con ella, un efecto dominó que viene determinado por factores ajenos al entorno cripto. 

En esta vuelta, por ejemplo, la espectacular caída ha sido provocada por rumores de que Rusia prohibirá la minería de criptomonedas, la noción de que Estados Unidos sopesa más regulaciones para este mercado y el prospecto de que la Reserva Federal de ese país subirá el tipo de interés.

En caídas anteriores, China y su postura cada vez más estricta ha sido una de las causas. También lo ha sido Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, por su constante indecisión respecto a la validez o no de bitcoin. 

Ahora que bitcoin se mantiene por debajo de 40 mil dólares, una barrera psicológica de suma importancia para sus adeptos, ¿será que está por acabarse este jueguito?

La respuesta es NO. Las criptomonedas son parte intrínseca del metaverso en el que gente como Mark Zuckerberg pretende meter a la humanidad. Aun cuando la idea de hacer vida en entornos virtuales resulta incomprensible, las grandes compañías, encabezadas las de tecnología, están abrazando el concepto de lleno. 

Mientras se esté apostando a un futuro de metaverso, con todo virtualizado, las criptomonedas no desaparecerán. Al contrario, se potencian con fenómenos como los NFTs y países como El Salvador, donde bitcoin es moneda de curso legal desde septiembre pasado. 

Quizás lo peor de todo esto es que a 13 años de la salida de bitcoin todavía no se entiende este tema de las criptomonedas. Una minoría muy reducida es la que tiene ese conocimiento, y esa minoría se aprovecha para jugar con el resto.