¿Falso o real? Ya no es tan fácil distinguir

09-05-2021
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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Vivimos en un momento en que se hace difícil discernir si un video o una grabación de audio son reales. 

Esta situación, que en realidad no es tan nueva, se exacerba gracias a avances en inteligencia artificial y tecnologías afines.

Programas como Lyrebird, un algoritmo capaz de recrear cualquier voz de manera realista y convincente, forman parte del problema.

Por supuesto, al hablar de este tema no podemos dejar de mencionar el fenómeno de los deepfakes, donde lo visual y lo auditivo se unen para un efecto increíblemente engañoso.

El uso de deepfakes está un tanto arraigado, y aun cuando se hacen para fines de demostración del poder que encierra la tecnología, hay que andar con cautela

Han llamado la atención en las últimas semanas unas apariciones del actor Tom Cruise en TikTok que no son reales, pero sí lo suficientemente realistas como para generar confusión.

El recurso de deepfake se usa igualmente en esfuerzos publicitarios, como se vio recientemente en España a propósito de una campaña de la cerveza Cruzcampo.

Incluso, las fotos antiguas animadas que ofrece el servicio de geneaolgía My Heritage a través de su herramienta Deep Nostalgia califican de deepfakes.

Hasta ahora hemos presentado usos de deepfake que, aparentemente, no hacen daño a nadie. Sin embargo, es claro el potencial de engaño y malos usos que encierra esta tecnología, y por eso no está de más hacer la advertencia correspondiente.

A ese respecto, la primera advertencia es que el tema de deepfake no se limita a personas, sino que puede emplearse en áreas tan delicadas como las imágenes geográficas de satélite.

Conocedores del tema afirman que hacer un deepfake de imágenes satelitales es incluso más fácil que hacerlo para personificar a un tercero, pues usualmente la resolución no es tan alta como en un video con esas características.

No solo es fácil hacer un deepfake de ubicaciones geográficas, sino que puede usarse la técnica para hacer daño a nivel de logística, siendo un ejemplo particularmente interesante el de tropas militares que se preparan para defender un territorio.

Imágenes falsas geográficas por vía de deepfake podrían usarse para engañar sistemas, con consecuencias para la aviación, transporte terrestre y hasta planificación de grandes construcciones.

Pese a que de estos peligros se lleva años hablando, la percepción generalizada es que la humanidad no se ha dado por enterada del todo de la situación que se vive por causa de estas tecnologías, que son fascinantes y controversiales a la vez.

Hay programas desarrollados para detectar estas anomalías, pero al tiempo que esas tecnologías de deepfake avanzan, estos programas también deben actualizarse, y eso no suele ocurrir al mismo tiempo.

Por tanto, mucho ojo. No todo lo que vemos o escuchamos es real.