El trabajo remoto no es un juego
La gente todo lo daña, y esta triste realidad aplica al trabajo remoto, un concepto que con la pandemia pareció afianzarse al ser la única alternativa viable durante el confinamiento.
Quizás porque el mundo ha vuelto a la normalidad prepandemia en gran medida, podría decirse que el trabajo remoto pasó de moda, siendo la norma que grandes, medianas y pequeñas empresas en el mundo hagan el llamado al retorno presencial a oficina a sus empleados.
Esta tendencia al retorno presencial se está viendo con fuerza desde 2022, movida que pone en entredicho la predicción temprana de 2020 y 2021 de que el trabajo remoto había llegado para quedarse.
Como todo es cuestión de perspectiva, durante lo meses más fuertes de la pandemia se plantearon escenarios donde los edificios corporativos serían cosa del pasado, poniéndose de moda la modalidad del coworking y alabándose el ahorro que representaría la modalidad remota para empresas en términos de alquiler, mantenimiento y servicios.
¿Qué pasó que el trabajo remoto ya no luce tan buena idea? Es sencillo: la gente abusó de la modalidad.
El sueño de muchos es tener un trabajo sin ataduras de horario o presencialidad, y justo eso otorga el trabajo remoto: en vez de dedicar 8 horas a una oficina, bajo supervisión del jefe, podemos trabajar lo necesario en casa y sacar el tiempo para cocinar, limpiar procrastinar y hacer diligencias sin tener que pedir permiso ni presentar excusas.
Dependiendo de la naturaleza de las labores, hay trabajos que no se atan a horarios fijos o específicos, siendo la libertad aun mayor en estos casos.
Pronto se hizo evidente que había gente abusando de los beneficios del trabajo remoto, y empezaron a verse algunas soluciones invasivas para supervisión y seguimiento de esos trabajadores remotos, trayendo su aplicación incómodos debates que al día de hoy persisten.
Los llamados al retorno a la oficina se han intensificado en este 2024, y en esa misma medida se ha intensificado el rechazo externado por trabajadores que hasta ahora se han beneficiado de la modalidad remota.
Después de la pandemia se dice que la gente ya no quiere trabajar, y el rechazo a volver a la oficina dan la idea de que se trata de algo más que una percepción.
El trabajo remoto como tal no es malo, el problema es que la gente tiende a abusar de las cosas, y el resultado es lo que estamos viendo hoy.
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