El caso de Pavel Durov

04-09-2024
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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Indignación y sorpresa han causado a nivel general el arresto de Pavel Durov en Francia el pasado 24 de agosto como parte de una investigación que contempla serios cargos por ofensas y crímenes considerables.

Para quienes no están familiarizados con este nombre, Pavel Durov es el fundador y CEO de Telegram, un servicio se mensajería que en la actualidad cuenta con 950 millones de usuarios en todo el mundo y que se ha ganado la reputación de ser la mejor opción en lo que respecta a seguridad, calidad y funcionalidad.

Quienes usan Telegram juran que este servicio es insuperable en los tres aspectos mencionados y, si bien es cierto que comparado a WhatsApp se trata de una alternativa mucho más avanzada, la parte de la seguridad podría ser un tanto cuestionable, y por ahí parece ir el asunto del arresto en Francia.

Pese a que estamos programados para pensar inmediatamente en la vulnerabilidad de nuestros datos e identidad al hablar de seguridad en el contexto de aplicaciones y recursos online y/o digitales, es importante recordar que el concepto de la seguridad va mucho más allá de este precepto.

Seguridad también aplica al entorno en el que se desenvuelven aplicaciones de mensajería como Telegram, a sus políticas y al grado de peligro al que pudiesen verse expuestos sus usuarios y otras personas que no necesariamente forman parte de este ecosistema.

Uno de los principios más fuertes en Telegram es aquel que establece que la libertad de expresión es sagrada, lo mismo que la privacidad de los usuarios y todo cuando acontece a lo interno de este servicio.

En principio, esto suena bien, pero la gente tiene la mala costumbre de que todo lo daña con usos indebidos, y es así como en Telegram abundan los criptoengaños, los acosadores, los pedófilos, los terroristas, los extremistas, los traficantes de drogas y otros grupos que no aportan nada bueno al mundo.

Si no se tiene cuidado, es fácil caer en una de estas redes cuando se usa Telegram, pues la herramienta está diseñada para que no haya ningún control o censura al respecto, y cualquiera puede entablar conversación aun si no está en nuestro círculo o dentro de nuestros contactos.

Durante años Durov ha resaltado esa cualidad de que todo se vale en Telegram, siendo notable su negativa a colaborar con gobiernos y autoridades que han pedido llaves traseras en casos que ameritan una investigación a ese nivel.

Podría decirse que se trata de una labor loable de parte del señor Durov el defender privacidad y libertad de expresión hasta las últimas consecuencias, pero la evidencia indica que esto no siempre es una buena idea o justificable.

Hoy, porque estamos viviendo en un mundo muy convulso y enrarecido, Durov está siendo acusado de ser cómplice en temas de ciberacoso, tráfico de drogas, terrorismo y pedofilia por permitir todas esas acciones en su plataforma.

¿Es justo esto? El tema es demasiado complejo como para responderse en unas pocas líneas. Sí, la libertad de expresión es importante, pero ¿qué pasa cuando se convierte en libertinaje? Llevamos tiempo siendo víctimas de este último fenómeno.

Igual ocurre con la privacidad. Es un derecho que a todos nos asiste y que es continuamente violado por grandes compañías de tecnología, autoridades y gobiernos. ¿Se justifica su protección en cada caso y circunstancia? No necesariamente.

Hoy es Durov, y dicen que mañana será Elon Musk. Quizás sea un buen momento para evaluar de manera objetiva las posiciones que estas dos figuras ocupan y su manejo para poner las cosas en perspectiva.

Las cosas no siempre son lo que parecen, y es bueno tomar esto en cuenta.