El camino de smartphones hacia gafas inteligentes

09-10-2024
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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Desde hace algunos diez años se ha tratado de imponer la idea de cascos o gafas de realidad virtual, aumentada o mixta para interactuar con el mundo digital, sin que hasta ahora la misión haya tenido el gran éxito.

Si ya interactuamos perfectamente con el mundo digital y online a través de los smartphones, aparatos que se han convertido en la compañía infaltable de todos nosotros, ¿cuál es el punto de imponer la alternativa de más arriba? Se trata de un asunto hasta cierto punto estratégico.

Si a hablar de lentes y gafas, vamos, es obligatorio mencionar Google Glass, los lentes inteligentes ultracaros que Google presentó en 2013 como una gran revolución tecnológica y que no tardaron en convertirse en objeto de odio y rechazo.

Estos lentes hacían de todo: video, fotografía, comunicación, todo aprovechando el campo visual al sobreponer recursos de utilidad que complementaban el mundo físico.

Los cascos de realidad virtual, aunque esencialmente otro campo, comparten la misma base tecnológica, con la diferencia de que estos inicialmente se mercadeaban al nicho de gamers y afines.

Con el paso de los años, cada una de estas categorías fue convergiendo en una sola, y es así como nos encontramos con propuestas como Apple Vision Pro, casco de realidad mixta que presentan un diseño más ligero y confortable que otras propuestas, ofreciendo un gran nivel de funcionalidad que abarca productividad y entretenimiento.

Apple Vision Pro, por supuesto, no es el último eslabón, pues hace unos días Mark Zuckerberg presentó los lentes holográficos Orión, un prototipo que esencialmente hace lo mismo que Vision Pro, pero en formato más llevadero.

No es coincidencia que se esté empujando este tipo de propuestas, pues hay un calendario dentro de la industria que apunta desde hace 7 años que los smartphones van de salida, y se apunta al 2030 como el umbral definitivo de su obsolescencia.

Las razones son variadas. Por un lado, ya no hay mucho rejuego de innovación. Después de los plegables, ¿qué otra cosa puede hacerse? Ya se propuso tiempo atrás la modularidad, pero esta es una idea que es contraria al capitalismo.

Por otro lado, hay creciente preocupación por lo que se percibe como una adicción global a las pantallas y sus efectos nocivos sobre la salud mental.

Como van las cosas, se tratará de imponer el uso de gafas inteligentes, y ahí quizás las cosas sean aún peores en términos de socialización e interacción con el mundo real. Ya veremos.