De geopolítica a terrorismo: la tecnología está en todo
No hay área profesional que no haya sido impactada por la tecnología, ya sea facilitando procesos, abaratando costos o eficientizando análisis y proyecciones, y eso es bueno, pero hay un lado oscuro que se hace cada vez más presente.
Como todo en la vida, la tecnología tiene su parte buena y su parte mala, y ambas de manifiestan de numerosas formas.
Mucho de lo malo que tiene la tecnología deriva del factor humano que interviene en su desarrollo y uso, y es así como estos avances son aprovechados para estafar gente, tumbar negocios y hasta hacer tambalear países.
Es un hecho que la ciberdelincuencia es un fenómeno cada vez más complejo y difícil de enfrentar, pues resulta que los hackers está siempre varios pasos delante, sin que el resto pueda hacer algo medianamente ágil para mantener el balance.
Otra parte negativa es la propensión por utilizar tecnología con fines terroristas. A veces basta con un programa que causa estragos de manera remota. Otras veces el uso es más directo, como ocurrió recientemente en el Líbano por supuesta cuenta de Israel.
Podría argumentarse que beepers y walkie talkies no son tecnología, pero es errado pensar de esta manera, pues en verdad son representaciones de tecnología “vieja” y no tan vieja, encerrando el caso una poderosa lección: cualquier cosa puede convertirse en arma, y aquí está el ejemplo.
Es curioso que el líder de Hezbolá, agrupación contra la cual iba dirigido el ataque, hubiera decidido que era más seguro comunicarse por beepers por entender que eran menos susceptibles a ser intervenidos por la inteligencia israelí. Si bien no se equivocó, jamás pensó que podrían usarse estos beepers como armas, y ahí estuvo el error.
Del desagradable tema del terrorismo pasamos a otro que es igualmente desagradable: geopolítica, con conflictos que son cada vez mayores en cuanto a la magnitud y el alcance.
El ejemplo por excelencia en estos momentos es TikTok, que por enésima vez está bajo amenaza de ser bloqueada o prohibida en Estados Unidos, a menos que sea comprada por un grupo de ese país.
El alegato que justifica tal movida por parte de Estados Unidos es que TikTok representa una amenaza para la seguridad nacional por sus supuestos vínculos con el gobierno de China, de donde es originaria ByteDance, compañía a la que pertenece.
En medio de este temor yace la recolección de datos que TikTok y el resto de las plataformas y servicios que usamos hacen de manera habitual bajo nuestras narices, sin que en su mayoría causen escándalos de la magnitud del caso TikTok.
Es evidente que la geopolítica motiva esta situación, de la misma forma que lo hizo con Huawei y ZTE tiempo atrás.
Es una lástima que la humanidad, con sus ideologías y afán de aprovecharse de todo, arruine los avances con estas acciones.
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