Consejo: nunca contactes a un hacker
Vivimos rodeados de hackers, y la muestra de ello es la enorme cantidad de incidentes de ciberseguridad que se reportan día tras día, involucrando a grandes empresas, entidades gubernamentales y usuarios individuales.
En el caso de usuarios individuales, un incidente que se ha vuelto muy común implica el robo o usurpación de perfiles en redes sociales y de cuentas en servicios de mensajería como WhatsApp y Telegram.
De estas dos plataformas de mensajería, Telegram es, según la colectividad, la más segura, pero esto no es más un caso de criar fama y echarse a dormir.
Tras volverse casi una costumbre el robo de cuentas en Telegram, los hackers ahora han vuelto la mirada hacia Telegram. Aquí, desafortunadamente, no existe el mismo nivel de soporte que en WhatsApp, resultando esto en una experiencia sumamente frustrante.
Quizִás lo más irritante en el caso de Telegram, más allá del soporte inexistente, es la aparente facilidad con la que se puede lograr el control de una cuenta, aun si esta tiene activados todos los mecanismos de seguridad.
Otra situación que ocurre con cierta frecuencia es la limitación de uso en plataformas como Instagram, supuestamente a modo amonestación por supuestas violaciones a las políticas de las cuales el usuario ni siquiera está tanto.
Tanto la usurpación de una cuenta de mensajería, donde un hacker se hace pasar por el usuario original, como la limitación de funciones y actividad en redes sociales pueden ser experiencias muy frustrantes, tanto que pueden llevar a la desesperación.
Dicen que la desesperación es mala consejera y, en caso como estos, nada más certero.
Dentro de la desesperación y la impotencia resultantes de las situaciones ya señalas, es común ventilar nuestras decepciones y frustraciones en redes sociales. En este punto, hay que tener mucho cuidado, pues no tardan en aparecer supuestas víctimas de casos similares que juran haber resuelto su problema con la ayuda de un hacker.
En instancias como estas estas, no es raro que se suministren las vías de contacto de más de un hacker, casi siempre a través de X (Twitter) e Instagram.
Entablar contacto con estas personas es una experiencia aún más frustrante y, peor, peligrosa. Ninguno trabaja de gratis, exigen acción de parte de la víctima como si se tratara de un asunto de vida o muerte y llagan a acosar en su afán por generar una ganancia al proveer una “solución” sin garantías de nada.
Como los hackers no son transparentes, ninguno acepta pagos por vías normales. Esto por sí solo debería ser motivo suficiente de alerta para abortar cualquier intento de contrahackeo para recuperar acceso a cuentas hackeadas.
Peor que estos servicios es contactar directamente al hacker responsable de haber usurpado una cuenta. Son bullies profesionales que prometerán devolver la cuenta a cambio de un pago, pero esto no pasa de ser un cuento para obtener dinero de la víctima, quien al final se quedará sin cuenta y sin su dinero.
No crea en hackers. Punto.
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