Apple Intelligence: la promesa rota

08-04-2025
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

A estas alturas, no es exagerado decir que Apple ha metido la pata con su tan publicitado Apple Intelligence. Lo que se presentó en junio del año pasado como una revolución tecnológica hoy está en entredicho, al punto de enfrentar una demanda colectiva por publicidad engañosa.

La acusación es seria: miles de usuarios habrían comprado dispositivos creyendo que obtendrían una experiencia de inteligencia artificial de última generación, cuando en realidad recibieron más promesas que funciones.

La situación se complica cuando se observa el contexto. Apple no fue la pionera en esta ola de IA generativa. De hecho, llegó tarde. Mientras otras marcas como Samsung se apresuraban a integrar soluciones basadas en inteligencia artificial –en colaboración directa con Google–, Apple parecía dormida en los laureles.

Con el lanzamiento de ChatGPT a finales de 2022, quedó claro que se avecinaba un nuevo estándar para la interacción entre humanos y tecnología. Apple, presionada por no perder su prestigio de innovadora, apuró el paso. Pero parece que corrió más de la cuenta.

En el escenario del WWDC 2024, Apple desplegó su narrativa con la elegancia que la caracteriza: una Siri renovada, capaz de entender el contexto personal del usuario, procesar lenguaje natural y ejecutar tareas complejas sin necesidad de instrucciones torpes.

La idea era fascinante. En teoría, uno podría decir: “Siri, pon la canción que me mandó mi primo José la semana pasada”, y listo. Pero en la práctica, no funciona así. De hecho, ni cerca.

El 7 de marzo, Apple emitió un comunicado que confirmaba lo que muchos ya sospechaban: la versión avanzada de Siri y otras funciones clave de Apple Intelligence no llegarán sino hasta el próximo año.

Un anuncio tardío que dejó a muchos con un sabor amargo, especialmente a quienes compraron los modelos iPhone 16 o 15 Pro bajo la promesa de ser “compatibles” con la nueva inteligencia artificial de la marca.

Y es ahí donde el marketing se vuelve problema. Porque una cosa es anunciar desarrollos en etapa beta o experimental, y otra muy distinta es sugerir que una tecnología está lista cuando claramente no lo está. En un mercado tan competitivo y exigente como el tecnológico, ese tipo de errores se pagan caro.

Hoy, Apple no solo enfrenta una demanda que podría tener consecuencias millonarias, sino también un daño reputacional difícil de revertir.

Incluso hay voces que piden la salida de Tim Cook, un líder que, si bien ha sabido mantener la rentabilidad de la empresa, no ha logrado capitalizar la innovación al ritmo que muchos esperan.

Apple vendió una visión, pero entregó humo. Y en la era de la transparencia —o al menos, de la expectativa de ella—, eso se castiga.

El futuro de Apple Intelligence aún está por escribirse, pero su debut será recordado, sin duda, como uno de los tropiezos más sonoros en la historia reciente de la marca.