A propósito del iPhone 16
Este lunes 9 de septiembre, como suele ser tradición en Apple, debutó la familia iPhone 16 en un evento realizado en Cupertino, California, donde se halla la sede de esta compañía.
Bajo el llamativo lema de “It’s Glowtime”, el evento sirvió además para presentar nuevos relojes Apple Watch y nuevos audífonos AirPods, pero, por supuesto, el verdadero foco de atención fue iPhone 16.
Más allá de ofrecer nuevos colores y mejoras incrementales en pantalla, cámara y algunos puntos del diseño, podría decirse que iPhone 16, en cualquiera de sus cuatro modelos, es más de lo mismo comparado a la anterior familia, iPhone 15.
Una novedad indiscutible es la presencia -próximamente, porque todavía no ha salido- de Apple Intelligence, un desarrollo que fue presentado con mucha fanfarria en junio pasado a propósito de la conferencia de desarrolladores Apple, WWDC24.
Es importante hacer notar que no se requiere de hardware nuevo para activar algo como Apple Intelligence, pero, por supuesto, la compañía hará lo posible por mercadear el asunto para convencer de que solo en iPhone 16 y modelos venideros se podrá sacar el debido provecho a sus funcionalidades, entrando en juego procesadores nuevos y motores neuronales más potentes.
En efecto, parte esencial de iPhone 16 y Apple Intelligence es el debut de los chips A18 y A18 Pro, los cuales están supuestos a hacer un manejo más veloz y eficiente de esta inteligencia artificial.
La cámara, como siempre, muy buena, con opciones cada vez más profesionales y profundas, pero sin grandes cambios en la superficie.
Siendo el caso que la mayoría de los cambios se vuelven incrementales con el paso de los años, vale preguntarse qué tan pertinente es lanzar un teléfono cada año, sobre todo cuando la mayoría de la gente no hace cambios en tan poco tiempo.
Uno de los grandes contribuyentes al tema de desechos y contaminación es, justamente, el ámbito tecnológico, representando la basura electrónica un grave problema que en más de una ocasión ha movido a preocupación.
En parte, esta es la razón por la que fabricantes de teléfonos y tecnología en general se afanan tanto por reciclar y poner en marcha procesos sostenibles tendentes a alcanzar neutralidad de carbono en unos pocos años. Esto ayuda, pero, tristemente, a lo largo del mundo se da un paupérrimo manejo a estos desechos.
Apple es, quizás, la menos ofensiva de las compañías que fabrican teléfonos porque, usualmente, hace un solo lanzamiento de este tipo en el año. Otros fabricantes hacen hasta 3 y 4 lanzamientos de líneas diferentes, contribuyendo así a un mercado con muchas opciones y con gran potencial de contaminación.
¿Es necesario esto? Los principios del capitalismo dirán que sí, pero este consumismo es parte importante de los problemas que enfrenta el mundo a nivel de cambio climático y similares.
Quizás sea más sensato dejar más espacio entre un lanzamiento y otro, pero esto, sin duda, es mucho pedir.
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