Presidente, #YoComoMenosCarne
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años, ¡años! recomendando reducir el consumo de carne roja, o sea cerdo, ternera y cordero, entre otras menos habituales. Es más, añade que el consumo de carne roja es «probablemente cancerígeno para los seres humanos«, y que «comer carne procesada como salchichas, hamburguesas o embutidos aumenta el riesgo de sufrir cáncer». Eso no lo dice el ministro Alberto Garzón sino la OMS.
La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición(AESAN) recomiendan un «consumo moderado» de carne roja y procesada (salchichas, hamburguesas y embutidos) so riesgo de padecer problemas de salud. El Fondo Mundial de Investigación contra el Cáncer (WCRF) recomienda no consumir más de 500 gramos a la semana. El consumo en España es cuatro veces superior. Eso no lo dice el ministro Alberto Garzón sino los organismos internacionales y nacionales de la lucha contra el cáncer.
En el mismo sentido se manifiestan y la Fundación Española de la Nutrición(FEN). Eso no lo dice el ministro Alberto Garzón sino la FEN.
Los estrictos consejos de la Unión Europea van en la misma línea que los organismos anteriores. Eso no lo dice el ministro Alberto Garzón sino la UE.
Se trata de nuestra salud, y también de la sostenibilidad del planeta. Diversos estudios de la ONU alertan sobre el desastroso efecto del consumo desmedido de carne roja sobre el medioambiente. Y en España el consumo de carne roja es desmedido. Insisto, cuatro veces superior al recomendado.
Ah, pero nuestro presidente anima a zamparse un chuletón: «A mí, donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible«. Era su respuesta al vídeo difundido por el ministro Garzón aconsejando por todos los organismos oficiales sobre salud y medioambiente anteriormente citados, y son solo un pequeño ejemplo. Es una respuesta irresponsable propia de un país irresponsable con gobiernos irresponsables. En asuntos de salud, de sostenibilidad y de consumo.
¿Qué sucede? Que, pese a ser consciente de que Garzón está en lo cierto, nadie ha tenido los santos redaños de asumir un tema que resulta impopular y pone en pie de guerra al sector ganadero. O sea, que la cobardía de los sucesivos gobernantes está poniendo en riesgo la salud de la población y el medioambiente a sabiendas de que lo hace.
Entonces llega el ministro Garzón y por fin se atreve a decirlo. Evidentemente, responde en tromba la derecha, los «analistas» de las tertulias patrias, el sector cárnico etcétera. Nada nuevo, nada sorprendente. Pero ¿el presidente? ¿El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez? Sólo un gobernante decidido a que España siga siendo un país retrasado y paleto en este sentido es capaz de tal chuletonada.
También saltan al ataque los tuiteros de variado pelaje. Ah, los tuiteros. «Arden las redes», titulan los medios de comunicación. ¿Y? ¿A quién representan las redes? ¿Desde cuándo las redes son una opinión fiable? ¿Quiénes son y quiénes las manejan? Pero el problema no son las redes, básicamente Twitter, sino los medios de comunicación que les dan carta de naturaleza. Porque mientras las redes de ninguna manera modifican la opinión de la mayoría de la población, porque no tienen acceso a esos foros carniceros, el hecho de que los medios de máxima audiencia se hagan eco de lo que ahí se afirma, sí pasa a convertir dichas efímeras y frívolas aportaciones en opinión general. Y ahí reside también la irresponsabilidad de los medios de comunicación de masas.
En cuanto al vídeo y su mensaje, ha sido tildado de «cutre» y «poco afortunado» incluso por ciertos sectores del PSOE. Nada más lejos de la realidad. El tino de dicha forma de comunicación estriba en que no se trata de un mensaje institucional (comparecencia o campaña en medios) sino de la expresión desnuda, responsable y clara de un hombre que ocupa un ministerio. O sea, que no utiliza para ello fondos públicos. Bravo. Además, carece de la pompa y boato con la que nos castigan nuestros representantes públicos, muy a menudo con mensajes fatuos, vacíos o directamente falsarios. Pienso ahora en la abismal diferencia entre la muy agresiva y engañosa comunicación de la presidenta Díaz Ayuso y las formas cercanas y diáfanas de la alcaldesa Ada Colau.
Ojalá nuestras y nuestros representantes públicos siguieran el ejemplo del ministro Garzón y se dejaran de martingalas.
En cuanto a la carne roja, señor presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, yo ya como menos carne, en un íntimo ejercicio de responsabilidad que seguramente le parece despreciable frente a ese «chuletón al punto» que le parece «imbatible». Sepa usted que no solo es «batible», sino que antes o después será imprescindible. Y ahí quedará su irresponsable alarde de ignorancia.