Derecho a salvarme
Te violan y te asesinan, sin importar la edad, y lo que se cuestiona es cómo ibas vestida o qué hiciste para ganártelo.
Las madres deben salir a trabajar para mantener a sus hijos solas, a merced del “échamele un ojo” de todo el barrio.
Niñas que deben ocuparse de la casa y de sus hermanitos, teniendo apenas 10 años. “Porque es hembra, debe prepararse para cuando se case”.
Es una cultura en familias pobres y campesinas el “te voy a entregar una hija mía para que me la ayudes”. A vivir sabrá Dios cuántos abusos.
La falta de educación, incluida la educación sexual, y la pobreza van de generación en generación.
Creces y, con el paso de los años, es que te das cuenta que sufriste abuso sexual durante tu infancia. No lo sabías, no lo entendías, porque no tenías las herramientas.
En los mítines políticos de cada domingo se ocupan de que no haya ni igualdad, ni derechos, y se tergiversa la realidad.
No es solo que no quieren la igualdad de las mujeres, sino que luchar contra sus derechos parece ser un asunto bíblico.
Que no sea tu historia o tu realidad, no lo hace desaparecer. No es una fantasía.
En el país descrito arriba es donde el Congreso Nacional decide, en primera lectura, que como mujer no tienes derecho ni a salvarte.
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