España: La crisis de vivienda llevada al extremo: ya hay gente habitando en cápsulas

19-01-2025
Mundo | Vivienda
Público, España
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Luis Miranda, de 57 años, reside en Cáceres, pero imparte clases de hostelería en la Comunidad de Madrid, razón por la que tiene que pernoctar en la capital varios días a la semana. Cuando le ofrecieron la sustitución comprobó que vivir de alquiler en Madrid era “prácticamente inviable”, declara a Público.

El problema no se encuentra sólo en el alto precio –1.000 euros, como mínimo, por un piso completo y 450 o 500 por una habitación –, sino que estos contratos suelen exigir una permanencia de un año en el mejor de los casos –un tiempo que Miranda no sabe si podrá cumplir por la temporalidad de su puesto de trabajo–. Por si fuera poco, también reclaman una fianza de entre dos y tres meses, por lo que “solamente entrar en una habitación te supone, de entrada, 1.500 euros”, calcula el profesor.

El cacereño optó por buscar hostales y se encontró con los hoteles cápsula, un tipo de alojamiento en el que sólo cabe una cama para dormir. Estos espacios, de unos dos metros cuadrados, rondan los 30 euros la noche, así que era «la alternativa más económica», de acuerdo con Miranda: un hostal convencional, con opción de habitación privada y baño compartido, no baja de los 50 o 60 euros.

En el hostal en el que se aloja Miranda, un 50% son turistas y el otro 50% trabajadores

Este modelo de hospedaje está dirigido al turista, no obstante Miranda afirma que, en su alojamiento, un 50% son turistas y el otro 50% trabajadores como él. Para muchos profesores interinos que están cubriendo sustituciones, esta supone su única posibilidad. “No es una opción de vivienda continuada, pero sí una solución para ciertos trabajadores”, explica el docente.

“Lo que busca el mercado es dar una solución a través de precarizar a las personas más empobrecidas”

“Lo que busca el mercado es dar una solución a través de precarizar a las personas más empobrecidas”, según Javier Gil, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Grupo de Estudios Críticos Urbanos. Las cápsulas no cumplen las condiciones de vivienda, sin embargo, eso no impide que “las oferten para usos no residenciales, pero luego sí se alquilen con uso residencial, como ya sucede con los alquileres de temporada”, denuncia el sociólogo.

Así, algunos de estos hoteles como el Gallery Hostel de Madrid o el Good Vibes Only de Málaga proporcionan estancias de varios meses para estudiantes, otro de los grupos que más dificultades tiene para encontrar un piso. Según ha podido saber Público, no ofrecen la opción de larga estancia directamente, sino que sugieren que, si eres estudiante, “pidas más información”; aunque en Booking ya se ofertan como “residencia de estudiantes”.

Un mes en el Gallery Hostel, hostal de cápsulas en el barrio madrileño de Carabanchel, saldría a unos 900 euros. Búsqueda realizada por 'Público'

Las personas con menos recursos pueden permitirse esta opción al tratarse de temporadas cortas, pero “en relación al precio por metro cuadrado, seguramente sea más elevado que el de una vivienda normal”, por lo que supone una medida que favorece también la especulación, aclara el investigador. Así, una estancia en uno de estos hostales en Madrid costaría unos 892 euros, un precio que ya es superior al de algunos alquileres.

“Nadie en su sano juicio llega a estos límites si tiene una opción mejor. Si esto sucede es porque no hay oferta asequible”, afirma Raquel Rodríguez Alonso, arquitecta urbanista que investiga las políticas de vivienda. Ya hay, también, promotores inmobiliarios que intentan atraer inversores con la idea de comercializar las cápsulas como viviendas. Es el caso de Superlativo 8, empresa malagueña que deja claro que las cápsulas se pueden alquilar a inquilinos a largo plazo, a pesar de estar prohibido por la ley andaluza.

Asimismo, algunos de los hostales antes mencionados, como el madrileño Gallery Hostel, llegaron incluso a ofertarse en la web de Idealista, aunque ya han tenido que dar de baja su anuncio por no cumplir con las normativa. “No es vivienda, ni siquiera se puede considerar infravivienda. Es ilegal y no cumple ninguna normativa”, denuncia Rodríguez Alonso.

“No es vivienda, ni siquiera se puede considerar infravivienda”

No es un fenómeno nuevo, según recuerda la arquitecta. En situaciones de crisis, “siempre habrá alguien que invente opciones para sacar la máxima rentabilidad a la peor situación”, y las clases más bajas o necesitadas suelen ser las más perjudicadas, como ocurrió con las personas migrantes y las camas calientes.

La vivienda: mucho más que un lugar donde dormir

España es un país donde todo está pensado para ser vendido. La mayor rentabilidad está en el sistema inmobiliario, por lo que se está descuidando todo lo demás. Así, los últimos cambios de la ley ómnibus permiten que, en la Comunidad de Madrid, el suelo para equipamientos –previsto para colegios, hospitales o edificios de uso público–, se destine a vivienda.

Además, según Rodríguez Alonso, “la vivienda es mucho más que un lugar donde dormir”. Al contrario de lo que el capitalismo nos intenta vender, con opciones de alojamiento cada vez más precarias, “también es el lugar donde se desarrolla la vida privada, la vida íntima y de los cuidados”.

“Para vivir necesitamos espacio público, espacios donde cuidarnos”

Este camino lleva a crear espacios sin vida, ciudades dormitorio donde la gente sólo va y vuelve de trabajar. La arquitecta opina que deberían ser mucho más que eso: “Las ciudades son espacios de convivencia, de lucha, de bronca también. Para vivir necesitamos espacio público, espacios donde cuidarnos”.