Un conmovedor y nostálgico viaje por el estrecho de Magallanes, Chile

09-11-2020
Hoteles, bares y restaurantes
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

Para conmemorar el 70 aniversario del viaje de su abuelo, James Clark abordó el crucero de la expedición Ventus Australis en la ciudad chilena de Punta Arenas con destino al estrecho de Magallanes.

A continuación, compartimos la crónica que publicó en BBC:

«Cuando era niño, mi abuelo Alfred Downes hablaba a menudo sobre el viaje de 128 días que realizó en 1949 a bordo del Pamir.

El célebre navío de cuatro mástiles navegaba desde Port Elizabeth en Adelaide, Australia, hasta la ciudad de Falmouth en Cornwall, Inglaterra, con 60.000 sacos de grano australiano a bordo.

Fue el último viaje que hizo la embarcación a través de los mares tempestuosos del pasaje de Drake, y también la última vez que un barco comercial navegó alrededor del cabo de Hornos en el sur de Chile.

Para conmemorar el 70 aniversario del viaje de mi abuelo abordé el crucero de la expedición Ventus Australis en la ciudad chilena de Punta Arenas.

Siempre quise ver algunos de los paisajes de los que hablaba mi abuelo. Mi travesía coincidía además con el 500 aniversario del descubrimiento de la ruta marítima del estrecho de Magallanes, el principal paso entre los océanos Pacífico y Atlántico en el extremo austral del continente americano.

Aunque era imposible replicar su odisea de cuatro meses, mi excursión de cuatro noches me permitió revivir el espíritu de su aventura, llevándome por los estrechos fiordos por los que navegó, y luego al sur, hasta el clímax de su viaje: el peligroso cabo de Hornos que se quedó grabado en su memoria.

Mi abuelo se fue de Australia cuando tenía 20 años en el Pamir y nunca regresó a casa.

Su relación con su padre no era buena. Mi bisabuelo quería que se casara con una niña de su ciudad natal en los suburbios de Adelaide y trabajara en la granja familiar, pero él quería comenzar una nueva vida en Inglaterra.

Era un país del que sabía poco, pero como estudiante siempre le había fascinado su historia.

Así, cuando la oportunidad de unirse al Pamir se presentó gracias a un amigo de la familia, mi abuelo aceptó rápidamente y abordó el barco tres días después junto con otros 33 miembros de la tripulación.

Trabajaba turnos de 18 horas y pasaba los días limpiando y trapeando la cubierta, ayudando en la cocina y vaciando los inodoros.


Odiaba tanto el trabajo que, mientras otros miembros de la tripulación se apuntaban para el viaje de regreso de 128 días a Australia, desembarcó y se dirigió directamente a la ciudad de Wymondham, en Norfolk.

Había escuchado rumores de que había oportunidades para los agricultores en la campiña vecina y vivió allí durante 54 años, hasta que murió en 2003.

El recuerdo del Estrecho

De todo el viaje, lo único que le gustó a mi abuelo fue poder ver el remoto archipiélago de Tierra del Fuego, que alberga el estrecho de Magallanes, sentir al aire antártico llenarle los pulmones y a la brisa helada soplar sobre su rostro.

«Era como en ningún otro lugar de la Tierra y muy distante de mi vida trabajando en la granja seca y árida de mi padre», me contó con una mirada de asombro todavía en los ojos, cuando yo era un niño de 10 años.


«Ni una sola cosa me recordaba a casa. Me sentí perdido y asustado, pero libre», me dijo entonces.

Setenta años después, llegué a Punta Arenas y recorrí la plaza principal de la ciudad, la de Armas.

Para leer el resto de la historia, te invitamos a acceder a la crónica publicada en BBC, titulada Chile: mi emotivo viaje por el estrecho de Magallanes y «la ruta marítima más asombrosa del mundo».