Cuando el turismo se come al pueblo

22-01-2024
Hoteles, bares y restaurantes | Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

En una entrega anterior dije que, de no hacerse como se debe, el turismo se come al pueblo y es verdad.

El negocio del turismo, sobretodo el de enclave, requiere de enormes cantidades de recursos públicos para su desarrollo.

Esos recursos públicos son de diversas clases: los primeros y más importantes son los recursos naturales. El turismo se traga Kilómetros y kilómetros de manglares y de otros bosques y privatiza las aguas y espacios públicos (ríos, arroyos, lagunas, mar).

Millones de metros de tierras públicas son cedidos por el Estado a precio de vaca muerta y muchos otros recursos son sacrificados en aras de los futuros beneficios que prometen las empresas turísticas.

Los prometidos “beneficios” serán creados solamente después que hayamos sacrificado toda esa riqueza INCONMENSURABLE.

Por eso decimos que, cuando no se tiene una visión correcta del tema, el turismo se come al pueblo; se come sus recursos naturales, pero no solamente esos recursos fabulosos.

Para establecerse, el empresario del turismo también exige que el Estado, es decir el pueblo, sacrifique enormes cantidades de dinero del presupuesto nacional.

Miles y miles de millones de pesos, año tras año, deja de recibir el gobierno en impuestos a ese sector; miles de millones de pesos y dólares que el Estado pasa a esos negocios en combustible subsidiado, régimen especial de salarios y de muchas otras maneras.

Porque así es como los grandes capitalistas emprenden: recibiendo enormes privilegios del Estado.

No es pues difícil entender por qué, cuando no se hace como se debe, el turismo lo que hace es comerse al pueblo sangrando sus recursos.

En el gobierno actual, el turismo no es visto como se debe, por eso el turismo se sigue comiendo al pueblo, ahora en Pedernales.