Presidente español anuncia 11,000 millones de euros extra para la hostelería y el turismo

24-02-2021
Hoteles, bares y restaurantes | Mundo
El Diario, España
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Pedro Sánchez ha anunciado que en las próximas semanas el Gobierno aprobará un paquete adicional de ayudas por un importe de 11.000 millones de euros para los sectores más afectados por la crisis que deja la pandemia de la COVID-19. El presidente ha aprovechado su comparecencia en el Congreso con motivo del estado de alarma para poner una cifra al paquete extra que irá dirigido a empresas, pymes y autónomos de sectores como el turismo, la hostelería, el pequeño comercio y la restauración. España sale del nivel de riesgo extremo de COVID dos meses después y suma 7.461 nuevos contagios y 443 fallecidosLa intención es ayudar a esos sectores que «eran competitivos antes de la pandemia» y que ahora se «encuentran en una situación compleja». El objetivo es «reforzar la solvencia de sus balances», que «puedan retomar su actividad» y «contratar» trabajadores. El anuncio se produce después de que esos sectores, especialmente la hostelería, lleven semanas en pie de guerra exigiendo ayudas directas para su supervivencia. 

Sánchez no ha aclarado si se trata de ayudas directas u otro tipo de medidas. Fuentes gubernamentales de la parte socialista reconocen que quedan «detalles pendientes de pulir» y aseguran que «se tratará de ayudas directas como las que se han aprobado hasta ahora», como los ERTE o los pagos de las cotizaciones. «Serán muy directas en los balances de las empresas y autónomos», agregan desde Moncloa. Sin embargo, Unidas Podemos reclama que haya inversiones directas para esos sectores.

«Este Gobierno de coalición progresista tiene la vocación no solo de no dejar a nadie atrás, sino también de mirar siempre hacia adelante. No solo queremos salvar empresas y empleos, queremos reforzar empresas y empleos, queremos crear nuevas empresas y empleos», ha afirmado Sánchez, que ha repetido que la recuperación tiene que ser «económica y social, pero también emocional». 

Sánchez admite que la primera desescalada fue demasiado rápido

El presidente ha comparecido en el Congreso, como le obliga a hacer cada dos meses el decreto de estado de alarma, cuando la tercera ola comienza a remitir tras el «repunte significativo» tras las fiestas navideñas. Sánchez ha hecho un relato de lo ocurrido en el último año y ha admitido que la desescalada tras el confinamiento de la pasada primavera fue demasiado rápido fruto de la necesidad de reactivar la economía y de la «fatiga emocional» que dejaba el confinamiento. Igualmente, ha reconocido que en los inicios la cogobernanza con las comunidades autónomas «pudo funcionar mejor». 

No obstante, ha asegurado que actualmente se ha demostrado que el estado de alarma aprobado a finales de octubre para dotar a las autonomías del marco jurídico necesario para aplicar restricciones, como el toque de queda, para luchar contra la segunda ola «funciona» y que también «está funcionando la cogobernanza». 

En un momento en el que España ha salido por primera vez en dos meses del riesgo extremo de contagio al bajar de 250 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días, Sánchez ha asegurado que esta es «una nueva fase», aunque ha reconocido que «la situación de España sigue siendo grave». También ha reiterado la necesidad de que los partidos estén juntos frente a la pandemia, aunque ha admitido que esa unidad no fue una realidad durante los momentos más duros. «Pido lo que ofrezco: unidad a las fuerzas parlamentarias». «Tras un año de crisis sanitaria, económica y social, después de un año largo de parón económico con consecuencias sociales y enormes estragos en el tejido productivo y también en el empleo, la sociedad española está exhausta y espera de la política humanidad, responsabilidad y generosidad», ha expresado. 

Ese ha sido el mensaje que ha querido dejar en el Congreso al final de su intervención: «Les pido que al menos enfilemos unidos la recta de salida de la pandemia y el arranque de la recuperación económica y la reconstrucción social». «Podemos intercambiar críticas, reproches -ha dicho-, pero procuremos que no envenenen la atmósfera social, que no destilen odio, que no trasladen desánimo ni resten fuerzas para un propósito que todos compartimos: superar la crisis y emprender la recuperación». «Sobra el odio de cualquiera», ha proseguido el presidente, que ha insistido en que «todo es posible desde la unidad, y nada, se construye desde la división y el rencor».

Sánchez y Casado se cruzan reproches en plena negociación

Frente a la falta de unidad que Sánchez ha lamentado en la política nacional, ha enfatizado la actitud que ha habido en la UE a la hora de aprobar los fondos que darán a España 140.000 millones de euros en transferencias y préstamos y el impulso a las vacunas en los que Sánchez ha situado la esperanza de la recuperación. 

Durante su intervención, el presidente ha puesto especial énfasis en la necesidad de crear empleo para salir de la crisis y ha asegurado que en las convocatorias para proyectos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia -lo que ha considerado «el motor» de la recuperación- que prepara el Gobierno con la colaboración público-privada se tendrá como uno de los principales criterios de selección que apuesten por «la creación de empleo de calidad». Sánchez ha insistido en que el Plan creará cerca de 850.000 puestos de trabajo en los próximos tres años. «No podemos repetir ese modelo caduco ultraliberal que proponía concentrar la riqueza en un 1% de la pirámide social», ha afirmado. 

Tras una réplica de Casado llena de reproches, pero también con la defensa del viraje que hizo en la moción de censura de Vox, Sánchez le ha emplazado a marcar distancias con la extrema derecha. “Le invito a recorrer juntos el tramo final de esta desgracia”, ha reiterado en su réplica en el Congreso en la que también ha aludido a la referencia que el jefe de la oposición ha hecho a “ensanchar” el bloque de la centralidad. “Está bien que apele al centro, pero se tiene que hacer con hechos”, ha expresado el presidente, que no ha dejado a un lado las recriminaciones al líder del PP a pesar de la negociación abierta para la renovación de los órganos constitucionales, entre ellos el CGPJ y también el consejo de administración de RTVE, cuya votación comienza este mismo miércoles. 

“La ultraderecha no es ninguna broma, es una amenaza real para la democracia española”, les ha advertido a Casado e Inés Arrimadas. Tras asegurar que la diputada de Vox Macarena Olona ha defendido a QAnon, “un grupo que asegura que el Estado es una secta satánica que viola a los niños para matarlos y comérselos”, ha interpelado a los líderes de PP y Ciudadanos: “¿No creen que esto es un peligro real para la democracia española?”. 

Sánchez pide a la coalición «bajar los decibelios»

Sánchez también ha aprovechado para agradecer la labor a PSOE y Unidas Podemos, así como a todos los ministros del Gobierno en un momento en el quela tensión en la coalición se ha disparado. El presidente lleva varios días intentando aplacar los ánimos. Ante la Ejecutiva del PSOE puso en valor la acción gobierno frente a las discrepancias y repitió el mensaje en la sesión de control en el Senado el martes: «Me manifiesto satisfecho con el funcionamiento de este Gobierno. Nos unen más cosas de las que nos separan». Y este miércoles insistió, aunque envió un recado al pedir al pedir a la coalición que se «reduzcan los decibelios»: «Eso no viene mal al Ejecutivo y los grupos parlamentarios”

El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, ha aplaudido el anuncio de Sánchez sobre las ayudas a los sectores más dañados y ha señalado a gobiernos autonómicos, como el de Isabel Díaz Ayuso: «Si las comunidades no dan ayudas, pensamos que debe hacerlo el Gobierno de España». También se ha referido a las discrepancias de los socios de gobierno restándoles importancia: «Cuando el virus haya sido derrotado la profunda crisis económica seguirá aquí y la gente juzgará al Gobierno de coalición por su respuesta a la misma. Y esa respuesta únicamente depende de nosotros, señor presidente, de Unidas Podemos, del PSOE y de nuestros socios parlamentarios. Porque enfrente, señor presidente, no hay nadie». Se refería a Pablo Casado, con quien Sánchez está negociando contrarreloj la renovación de órganos constitucionales como el Poder Judicial. 

«Por muchas tertulias agresivas que nos dediquen en la radio y en la televisión», ha concluido Echenique sobre las diferencias que hay dentro del Ejecutivo, del «debate surgirán los avances y las medidas». «Y porque, otras cosas ya le digo que no, pero tener diferentes posiciones, debatir y llegar a acuerdos, eso sí que es normalidad democrática». El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha sacado a relucir su preocupación por la posición del PSOE respecto a la regulación de los precios del alquiler, aunque Sánchez se ha mostrado seguro de que habrá un «acuerdo» dentro de la coalición que contará con el respaldo mayoritario del Congreso. Iñigo Errejón ha sido muy crítico con el Gobierno, sobre el que ha dicho que ve «síntomas de un Ejecutivo cansado que ha perdido el rumbo» y le ha pedido abandonar «el ensimismamiento de discutir consigo mismos» y recuperar la interlocución con sus socios para tener un «horizonte estable e ilusionante».

Casado, por su parte, ha aprovechado su intervención para destacar las diferencias de la coalición y ha acusado al Gobierno de «jalear la violencia» y de situar «a los albaceas de ETA en la dirección del Estado» en la misma dirección que ha hecho el líder de la extrema derecha, Santiago Abascal. No obstante, el líder de la oposición ha emplazado a Sánchez a «ensanchar el espacio de la moderación». “Está bien que apele al centro, pero se tiene que hacer con hechos”, le ha respondido el presidente, que ha aprovechado para reprochar a Casado la «exaltación» y que le eche en cara los muertos de la pandemia: «Su partido ganaría si dejara de usar a las víctimas como arma arrojadiza. Las víctimas son de todos».