Luces y sombras globales
La especie humana junto a las demás formas existenciales animales y vegetales viven hoy bajo una amenaza real de extinción como nunca antes pudiera imaginarse.
El calentamiento global, la contaminación ambiental, las migraciones forzadas por el hambre y la miseria, las guerras, la pandemia del coronavirus, así como la continua amenaza de holocausto nuclear son algunas de las realidades presentes en el mundo.
Cada ser contempla e interpreta el entorno social y su realidad acorde con sus circunstancias de vida, entiéndase el lugar que ocupa en la producción, distribución, usufructo de bienes y servicios generados.
Sin proponérmelo mi pensamiento se traslada a la segunda mitad del siglo XIX. Allí me reencuentro con el filósofo y poeta realista español Ramón de Campoamor quien sin muestra alguna de agotamiento me repite hasta el cansancio su clásico engarce literario que dice: “Y es que en el mundo traidor/nada es verdad ni mentira/ todo es según el color/ del cristal con que se mira”.
Por más lienzo y pintura que gastemos tratando de cambiar la realidad material y objetiva a través de sutiles modificaciones artísticas, míticas o discursivas la madre tierra continúa aumentando su temperatura dando signos y síntomas graves que se expresan con temblores, sudores y deshidratación global. Y mientras muchos lloran y huyen del desastre general, unos pocos incrédulos ríen y gozan de placer.
Un germen viral tiene al mundo en vilo. Las mutantes del agente causal de la covid-19 amenazan con prolongar la angustia e incertidumbre humana con efectos devastadores en las distintas esferas del quehacer, especialmente en la economía de las naciones.
Ningún Estado por poderoso que sea puede decir que no siente honda preocupación por la crisis sanitaria actual. Revivo el pasado musical y oigo al maestro Billo Frómeta con su orquesta Billo’s Caracas Boys repitiendo el estribillo: “En que parará la cosa, caballero, en que parará, yo no sé, en que parará, usted verá”.
Si de algo estoy seguro es de que no todo el mundo está loco. Habemos muchos cuerdos que mantenemos la fe en la ciencia como instrumento para ayudar a la humanidad a salir de la dura encrucijada en la que ahora se encuentra. El raciocinio se impondrá sobre el fanatismo. ¿Qué tan rápido será esa imposición? Aún no lo sabemos con exactitud, pero ocurrirá más temprano que tarde. La dilación estará acompañada de mayores pérdidas en vidas y bienes materiales.
Que no se nos apague la vela de la fe y de la esperanza por un mundo mejor, más sano y seguro para la presente generación y las venideras.
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