Subastas de importación: un modelo eficiente
Al felicitar al experto agropecuario Eladio Contreras del inobjetable análisis titulado Evolución reciente de Comisión para Importaciones Agropecuarias en RD (1999-2021), queremos resaltar otros aspectos históricos que nos permiten reafirmar que las subastas establecidas por los decretos citados, junto a otro no menos importante, el 604-02 dictado por el honorable presidente Hipólito Mejía, que dispuso las subastas de las donaciones recibidas por nuestro país y que era obligatorio monetizar los valores recaudados.
Nadie puede ignorar que las subastas públicas son mecanismos transparentes y públicos. En el período 2012/2020 no hubo una sola objeción a las realizadas. Los valores generados por las mismas fueron ingresadas a través de las cuentas únicas al presupuesto nacional, utilizando los mismos principalmente en reparación de caminos vecinales y adquisición de equipos para dedicarlos a esta tarea, sin producir su uso ningún escándalo.
Es falso que los valores a que se vendían los permisos en dichas subastas produjeran aumentos de precios en los alimentos, pues siempre los comisionados actuaron apegados al criterio de la salvaguarda del productor nacional. Es así como se establecieron precios que, incluidos los otros costos derivados de la importación, permitieran las ventas al consumidor a precios que no perjudicaran a los productores nacionales, quienes durante 8 años mantuvieron precios que les permitieron ganancias para cubrir costos y generarles ganancias.
La estabilidad de los precios es de los hechos a resaltar, pues en ese mismo período la inflación se mantuvo en los niveles históricos más bajos, principalmente los productos de la canasta familiar. La agropecuaria creció a niveles envidiables, la pobreza disminuyó drásticamente en la zona rural.
Hoy por hoy, entre los grandes reconocimientos que tienen los gobiernos del PLD resaltan a favor del campo dominicano los encabezados por el honorable presidente Danilo Medina. Esos hechos no se pueden negar. Están ahí, revisen las cifras del Banco Central, revisen los periódicos.
La situación del campo y de los productores agropecuarios era de plena satisfacción con el Gobierno y sus instituciones. Contrario a lo que acontece ahora. Producto de permisos de importación de productos innecesarios, como papas, cebollas, zanahorias, remolachas, crearon un desorden tal, que llevaron a la quiebra a decenas de productores, que llegaron a preferir destruir, regalar y hasta botar sus productos porque resultaban más caros los procesos de recolección, transporte y venta.
Importaciones desmedidas, en momentos y cantidades inadecuadas, con permisos cuestionables otorgados a discreción, han creado un malestar innegable, comentarios de acciones irregulares, beneficios a personas desconocidas y otros tantos comentarios que desdicen mucho de la buena imagen que deben adornar las instituciones públicas.
Las subastas del anterior gobierno produjeron ingresos al erario superiores a los 7,000 millones de pesos. ¿Cuántos ha recibido el presente Gobierno de los cientos de quintales de alimentos autorizados importar? ¿Quién o quienes se han beneficiado de una actividad comercial que se conoce produce pingües beneficios? ¿Cuántos productos se han perdido en manos de las instituciones oficiales? Todo este daño a productores, consumidores y a la imagen del Gobierno es resultado de la mala decisión de dejar sin efecto la beneficiosa acción a favor de los productores, de los consumidores y del fortalecimiento del buen accionar del Gobierno.