Sitúan por primera vez la aparición del ‘Homo erectus’ hace 2 millones de años

17-10-2023
Ciencia, Tecnología e Innovación | Sin categoría
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Un equipo internacional multidisciplinar liderado por investigadores de la Universidad de Vigo y de la Universidad La Sapienza de Roma (Italia) acaba de presentar los restos más antiguos conocidos hasta el momento de la especie Homo erectusperteneciente a un individuo al que denominaron Garba.

Se trata del fragmento fosilizado de una mandíbula infantilque fue hallado años atrás en el llamado yacimiento de Garba IV, en Melka Kunture (Etiopía), pero no ha sido hasta ahora que ha podido identificarse como perteneciente a la especie Homo erectus.

Su datación adelanta la aparición del Homo erectus y de la tecnología achelense a dos millones de años atrás, según un artículo científico que acaba publicar la revista Science.

Estos resultados suponen “un vuelco en el panorama de la evolución humana”, ya que sitúa “la primera forma de homínido de trazos plenamente humanos” en unos “2,06 millones de años atrás” y ubica “el origen de la tecnología achelense, hace 1,95 millones de años”, explica Eduardo Méndez Quintas de la Universidad de Vigo, miembro del Grupo de Estudios de Arqueología, Antigüedad y Territorio y profesor de la Facultad de Historia del campus de Ourense. 

Con los restos fósiles que se habían encontrado hasta el momento, según detalla el arqueólogo, no había elementos diagnósticos que pudieran datar con precisión la aparición del Homo erectus en África, aunque se estimaba que esta debía estar en 1,8 millones de años atrás.

Con la aparición de los restos dentales de Garba, señala Méndez, se dispone ya de un elemento de diagnosis que “permite por primera vez poder establecer la antigüedad máxima de los Homo erectus en África hace 2,06 millones de años”.

La investigación también ha posibilitado la formulación de hipótesis sobre cómo, entre los diferentes tipos de homínidos localizados en el continente africano, esta especie de Homo, que se desarrolló “en el frío altiplano etíope y no en el cálido valle del Rift”, podría ser el que luego diese el salto fuera de África, pues estaba ya adaptado a las condiciones climáticas frías de los nuevos territorios.

Análisis de un fragmento mandibular

Melka Kunture se encuentra a las orillas del río Awash, entre los 2.000-2.200 metros sobre el nivel del mar. Según explican los autores del trabajo, su secuencia sedimentaria reconocida abarca unos dos millones de años y conserva yacimientos arqueológicos característicos de los complejos industriales olduvayense, achelense y de la Edad de Piedra media.

Esta circunstancia convierte al enclave en una de las principales secuencias del continente africano para entender la evolución cultural de los últimos dos millones de años. De hecho, los análisis de este yacimiento se vienen realizando desde 1963 y, actualmente, se desarrollan con la coordinación del equipo hispano-italiano en el área arqueológica de Melka Kunture y Balchit (MKB), bajo la dirección de Margherita Mussi, el propio Méndez y Joaquín Panera de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Reconstrucción ilustrada de ‘Garba’, con detalle de la posición del fragmento mandibular y de los dientes analizados. / Ilustración de Diego Rodríguez-Robredo

Uno de los principales enclaves de Melka Kunture es, precisamente, el yacimiento de Garba IV, excavado en diferentes épocas y extensión y que ha acercado un cuantioso conjunto de herramientas de piedra, huesos de grandes mamíferos y restos humanos.

Los científicos indican que la edad de estos diferentes niveles sedimentarios se estableció mediante una combinación de datación numérica de argón (40Ar/39Ar) de tobas volcánicas y paleomagnéticas. Concretamente, detallan, se identificó el evento paleomagnético de Olduvai (datado en la escala global entre 1,95-1,77 millones de años) y esto permite situar su cronología en unos dos millones de años. 

En uno de los niveles más profundos de este yacimiento, de hace 2,06 millones de años, fue donde se localizó el fragmento mandibular de Garba, un individuo infantil de 2-3 años de edad, al que el equipo investigador (a falta de datos para conocer su sexo) prefiere mencionar como una niña.

“El fragmento mandibular de Garba conserva en el exterior dos dientes de leche, pero estos, al no ser definitivos, son poco representativos para la identificación a nivel de especie. Los dientes definitivos y, por tanto más significativos, estaban en el interior del hueso”, informa Méndez. 

Para conocer sus características, la mandíbula fue analizada en el European Synchrotron Radiation Facility de Grenoble (Francia). “Los datos obtenidos para los dientes definitivos son muy significativos: confirman la adscripción de Garba al taxón de Homo erectus y lo convierten en el ejemplar más antiguo del registro paleoantropológico mundial”, afirma el experto.

Expansión fuera de África

“La aparición en la escena evolutiva del Homo erectus supuso una aceleración sustancial en el proceso de difusión de las poblaciones humanas dentro y fuera de África y, por tanto, es la primera especie humana que sale del continente africano, hace algo más de 1,8 millones de años”, sostiene.

La fecha y la zona de África en la que se desarrolla inicialmente este taxón, añade, estaba en discusión, pues se estimaba que su aparición inicial rondaría los 1,9-1,8 millones de años, pero no estaba definitivamente establecida.

Las condiciones físicas más desarrolladas de los Homo erectus (en comparación con las de otros ejemplares iniciales del género Homo, como los Homo habilis) les habrían permitido, según describe el investigador, implementar nuevas y más sofisticadas soluciones técnicas, entre las que destacan la invención de la tecnología achelense y la capacidad para utilizar el fuego.

La tecnología achelense, comenta Méndez, “es el nombre que atribuimos a las herramientas de una piedra que empezaron a utilizar los Homo erectus africanos y que acabaría expandiéndose a casi todo el mundo”. Esta se caracteriza por “la fabricación de grandes lascas, a partir de las cuales se tallaban herramientas más complejas, como los bifaces (con forma de almendra)”.

La aparición de esta tecnología achelense estaba establecida hacia los 1,8-1,7 millones de años en algunos yacimientos del fondo del valle del Rift y, en base a estos datos, esta nueva tecnología se iría expandiendo progresivamente por el resto del continente africano, para posteriormente dar el salto a Eurasia.

“Los nuevos datos obtenidos en el yacimiento de Garba IV muestran que los primeros Homo erectus utilizan una tecnología más elemental (núcleos y lascas), que denominamos ‘olduvayense’. Ahora bien, “inmediatamente, hacia los 1,95 millones de años, empiezan a fabricar la nueva tecnología achelense”, indica el investigador. Esto supone “un adelanto de casi 300.000 años en la aparición de esta tecnología a escala mundial y en un ámbito geográfico inesperado”, subraya.

Los datos suministrados por el yacimiento de Garba IV y recogidos en este artículo, en palabras del equipo investigador, “nos hacen replantearnos algunas ideas preestablecidas sobre la aparición del género Homo en la escala africana”.

La primera y fundamental, recalca Méndez, es que el surgimiento del taxón “no está relacionado con los ecosistemas cálidos y abiertos de la sabana, sino que tiene su origen en un entorno templado y en un ecosistema más diversificado, como el que observamos en el altiplano etíope”, desde donde “esta especie se irradiaría al resto del continente”.

La génesis de Homo erectus en un ecosistema templado es un dato relevante para entender su exitosa expansión fuera de África y su “rápida difusión en estas nuevas áreas geográficas se vio favorecida por la similitud entre estos nuevos escenarios ecológicos y los existentes en altiplano africano”.

En este sentido, “podemos concebir esta región africana como un ‘laboratorio‘ donde se gestó un nuevo taxón humano adaptado a las condiciones templadas euroasiáticas”, concluyen los arqueólogos.

Ilustración de Garba con su madre en el entorno de las tierras altas etíopes hace 2.000.000 de años. / Diego Rodriguez Robredo