En mayo del 2000, el profesor, científico y sacerdote Julio Cicero (S.J) del Instituto Politécnico Loyola, en San Cristóbal, realizó un informe sobre los árboles y la flora presentes en el parque urbano más antiguo, grande y céntrico de la ciudad cuna de nuestra Constitución.

Ese parque fue rebautizado en el 2000 en honor al más grande naturalista del país, Eugenio de Jesús Marcano Fondeur, quien fue profesor del Politécnico Loyola al mismo tiempo que lo era en la UASD, y  colega y compañero de labores del profesor Julio Cicero (S.J.).

Este parque fue recuperado de la ambición de la dictadura trujillista, para honrar a un dominicano inmenso que dedicó gran parte de su vida a la enseñanza de los jóvenes estudiantes del Instituto Loyola.

Este pulmón de la urbe sancristobalense ha sido objeto de estudio de los jóvenes biólogos de la carrera de Biología de la UASD nativos de la provincia, quienes tratan de continuar el legado de Marcano y Cicero, como lo han sido el Mirador y otros parques urbanos de la ciudad capital.

No son cuatro árboles, sino toda una biodiversidad considerable la que hoy ha sido prácticamente arrasada para convertir el parque en estacionamiento de vehículos y maquinaria pesada.

Al parecer nuestras autoridades municipales solo están para mal recoger basura y “adecentar” con cachivaches las áreas verdes o quizás hay intenciones ocultas porque la resolución del cambio de nombre no ha sido compartida por las autoridades.

Las áreas verdes son para brindar el solaz que solo nos puede ofrecer la naturaleza y para mitigar las olas de calor del Cambio Climático, ente otros muchos servicios ambientales que nos dan gratuitamente.

Rescatemos del abuso, la ambición y la indiferencia, el Parque Eugenio de Jesús Marcano, de San Cristóbal.