En septiembre del 2021 escribí “Reflexiones sobre la deforestación” y, al parecer, aún jugamos a la demagogia, pero con esta deforestación desbocada somos todos los que perdemos y mañana será tarde. Mis palabras no solo siguen vigentes casi dos años después, sino que la situación es mucho peor.

Incontables camiones bajaron a todas horas de la Cordillera Central. Los Serranos con su determinación lograron alertar al país y reducir el ecocidio de nuestra Madre de las Aguas. Según la Academia de Ciencias 64,000 tareas quemadas, solo en lo que va de año.

Ya es hora de implementar los Planes de Manejo de las áreas protegidas y la Estrategia Nacional de Fuegos, y más en el escenario actual del cambio climático. Pero sobre todo invertir más en vigilancia y ampliación del personal contra incendios, que no es mucho comparado con los beneficios y servicios ambientales que nos dan nuestras áreas protegidas.

Pero, en lugar de atender todas las recomendaciones hechas por ambientalistas, este 5 de Junio volvimos a recibir otra dosis de propaganda con el anuncio del Plan Nacional de Reforestación, con el que pretenden, en el tiempo que queda de gestión, aumentar del 40% aproximado que quedaba en 2020, al 68% de cobertura boscosa, cuando no han podido proteger ni lo que encontraron.

Las Estrategias y Planes se ven bien en los papeles y se oyen bien en los discursos pero ya hemos visto lo desastroso y criminal de esta gestión ambiental que no escucha a la gente y regala por chelitos nuestros recursos, biodiversidad y patrimonio natural a la oligarquía y las multinacionales.