El deterioro ambiental del país no hace más que empeorar, gracias a la lamentable gestión medioambiental.

Esta semana le tocó a la Laguna Saladilla, humedal binacional, Sitio Ramsar y Área Protegida costero-Marina que alberga importantes ecosistemas para la pesca, flujo hídrico del río Masacre, refugio de especies marino-costeras como los manatíes, aves marinas y migratorias y una larga lista.

Según nota de prensa del Ministerio, mandó detener las obras del muro fronterizo, el 21 de enero, pero se lo guardó en secreto y fueron la Comisión Ambiental de la UASD y la Coalición para la protección de las Áreas Protegidas las que denunciaron el 21 de febrero este crimen de lesa Patria. No quería el Ministerio afear el discurso de rendición de cuentas del presidente, pero está como Chacumbele.

También están en la palestra las dos presas que nadie quiere porque son más la sal que el chivo: Las Placetas  y Boca de los ríos. Además que los bosques a su alrededor han sido degradados y no protegerían lo suficiente  los embalses, los ríos han disminuido su caudal por el saqueo de agregados, pero lo importante son las comisiones y el tráfico en las obras que no el beneficio a las comunidades y al país.

Como ya hemos denunciado, obras hidrográficas de gran envergadura sin estudios de impacto ambiental actualizados; el gobierno de nuevo violando la ley 64-00. En Santiago Rodríguez no solo han impuesto su presa, sino que no ha importado que las primeras lluvias se llevaran el muro temporal de la misma causando inundaciones, sino que además pareciera que van a dejar en la calle a los desalojados.

Esta semana también se elevaron voces reclamando atención para los ríos Camú y Caimito. El primero pasó de ser navegable en tiempos históricos a ser “caminable” y el segundo está tan contaminado como el Jaya y otros tantos.

Y no hablemos de las Barcazas impuestas en el Ozama y en los Negros de Azua, del Fideicomiso Pro-Pedernales, la Belfond destruyendo Las Filipinas y las imposiciones de la Barrick cobrando los impuestos avanzados para la campaña.

Solo nos queda seguir defendiendo en las calles nuestro derecho a un medio ambiente sano aunque el  Ministerio se empeñe en no respetar la ley y no escuchar a las comunidades, sino a los empresarios.