Mi pacto por el agua
Si de verdad queremos agua para el futuro debemos proteger las cuencas hidrográficas que la producen. No hay de otra. Los embalses y represas—con las olas de calor como la nueva norma—no garantizan un almacenamiento efectivo del agua. Es un hecho publicado en revistas científicas como Nature y Science. La disminución de los embalses y lagos europeos, en Estados Unidos y Sur América no dejan lugar a dudas.
Sin embargo, el Pacto del Agua del gobierno se empeña en construir presas que nadie quiere—salvo los constructores—y que no resuelven ningún problema.
Además, el porcentaje propuesto por el pacto de marras para la conservación de las cuencas es un ridículo 1% de lo presupuestado. INTEC propuso debía ser el 10% mínimo, con lo cual estamos de acuerdo.
Endeudar al país para no tener una protección efectiva del imprescindible recurso agua, sí que es un disparate.
La ley privatizadora y los contratos ominosos y abusivos que se han destapado no son más que una muestra de la verdadera naturaleza de este pacto del gobierno del cambio.
Un pacto tras bastidores, sin un debate efectivo en todos los foros sociales y con una sola vista pública de la ley, todo en simultáneo como si fueran lo mismo, solo huele a violación e irrespeto de nuestra Constitución que proclama como bienes inalienables nuestros recursos naturales, el agua el primero, y que además ahora es un derecho humano declarado por la ONU.
¡No a la privatización del agua! ¡Sí a la protección de cuencas hidrográficas y a la restauración de nuestros ecosistemas!
Ése debe ser nuestro Pacto por el Agua.
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