Las barcazas de la muerte
La energía de las centrales termoeléctricas procede de quemar combustibles fósiles–carbón(como Punta Catalina), fuelóleo o gasoil (como las barcazas del Ozama)- para hervir el agua y con el vapor mover turbinas y producir electricidad. Es energía sucia porque emite gases de efecto invernadero a gran escala, que a su vez aumentan el calentamiento global que ahora padecemos. Además, contamina el agua usada para enfriar la planta o barcaza, con calor, los combustibles y sus desechos.
Un tercio de las centrales térmicas que dependen del agua dulce para enfriarse ya están en áreas de alto estrés hídrico, dice la OMM.
Una de cada seis personas, y hasta 10 millones al año, mueren por contaminación atmosférica. Cada mes caen a los océanos unas 90,000 toneladas de hidrocarburos.
En este escenario mundial de sequía y cambio climático, el Cambio nos quiere imponer barcazas termoeléctricas obsoletas con represión y propaganda falsa, con improvisación y haciendo negocios con la matriz energética. Primero trataron de desmontar Punta Catalina, solución energética mucho más eficiente que todas sus barcazas y menos contaminante por su tecnología y ubicación.
Sacrificar el Refugio de Vida Silvestre de Puerto Viejo y toda su biodiversidad costero-marina y la vida de la comunidad de Los Negros de Azua por una barcaza termoeléctrica en beneficio de negocios del Cambio, es inadmisible. Azua tiene gran potencial para energía solar y Eólica, como propone el Grupo Geos, las renovables son la solución.
¡No nos oponemos al desarrollo sostenible!
¡Nos oponemos a las Barcazas de la muerte!
Ángela Guerrero
Bióloga. Botánica. UASD.
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