Larimar: entre la pobreza y lo sostenible
Larimar es el nombre común de un raro y hermoso mineral llamado Bahoruquita, con espectaculares tonos de azul debido al vanadio que contiene y que solo se encuentra en la Sierra de Bahoruco Oriental, en Loma Las Filipinas. La misma que está devastando la minera Belfond en dos concesiones de explotación de calizas silíceas.
Desde los años ochenta se extrae de manera artesanal y alrededor de treinta hombres, entre 17 y 40 años de edad, han muerto en este oficio de mineros improvisados, obligados por la pobreza. Al parecer ha aumentado la frecuencia de accidentes desde 2016. Eso pasa también en las minas de Ámbar.
Un comunicado del Ministerio de Energía y Minas de 2018 prometía el reglamento regulando la pequeña minería artesanal. Pero ninguna autoridad se ha vuelto a referir a las muertes de seres humanos en plena juventud. ¿Será que no son dominicanos?
Hace falta continuar lo que comenzó la gestión anterior con los entrenamientos en INFOTEP a los artesanos del Larimar, la continuación del museo, la organización de mypimes y toda la gestión de seguridad laboral para la extracción, que es la asignatura pendiente.
Es obvio que con la crisis económica aumentarán los mineros improvisados y también las muertes. Urge que el gobierno invierta en terminar la formalización de la minería artesanal.
Es obvia también la oportunidad para garantizar la sostenibilidad de recursos tan valiosos como el Larimar y el Ámbar, cuya extracción artesanal es muchísimo más amigable que la destrucción despiadada que hace la Belfond Enterprise en Loma Las Filipinas.
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