La presa de Las Placetas

04-09-2021
Medioambiente | Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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De los gobiernos de Balaguer y el desarrollismo que impulsaban nos quedó la falsa premisa de que las presas hidroeléctricas son buenas y, como producen “energía limpia”, no dañan el medioambiente. Hoy sabemos que no.

Rompen la secuencia de los ambientes ribereños; secuestran el caudal del río y cambian la composición de la flora y la fauna acuática y no digamos de la repoblación de los embalses con peces introducidos que luego se han hecho invasores y también hacen daño al ecosistema fluvial, como es el caso del caracol de la bilharzia, también conocida como “enfermedad de las represas”.

Los embalses, con el cambio climático y las sequías, están en crisis. Lo prueban los casos del lago Mead, lago Popó y el Mar Aral.

Con la presa de Las Placetas es más la sal que el chivo. Revive el gran drama de las comunidades serranas aisladas y abandonadas a su suerte después de la inundación de  los embalses Tavera – Bao.

Lo que han sepultado los embalses de las presas nunca lo vamos a saber. No se hacen  inventarios de biodiversidad ni planes de traslado de poblaciones de flora y fauna en peligro crítico, como fue el caso de la Myrcia majaguitana, ahogada en el embalse Jigüey-Aguacate.

Gracias a las exploraciones del Jardín Botánico Nacional luego se encontraron otras tres poblaciones, por suerte. Pero, ¿y si no?

Con el embalse de Las Placetas se perderían ecosistemas en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Armando Bermúdez, porque, entre otras cosas, la construcción de ese embalse no respeta la Ley 64-00 de Medioambiente. No han presentado ningún estudio de impacto ambiental.

Las micro-hidroeléctricas del PNUD han resuelto el problema para las comunidades remotas donde no llegan las líneas eléctricas; éstas son verdaderas productoras de energía limpia que traen desarrollo y abren al mundo a estas poblaciones rurales.

¡No a la Presa de Las Placetas!