Del 7 al 19 de diciembre,  en Montreal, Canada, los gobiernos de todo el mundo están reunidos en la Conferencia de las Partes, de  Naciones Unidas, sobre la Biodiversidad (COP 15). Deben concertar nuevas metas que sirvan de base hasta 2040 para proteger y restaurar la naturaleza.

Un millón de especies están en peligro de extinción. Un tercio de la Tierra está gravemente degradado y los suelos fértiles desaparecen, mientras la contaminación y el cambio climático aceleran la devastación de los océanos.

António Guterres, secretario de la ONU, denunció que la humanidad se ha convertido en un arma de destrucción masiva por el apetito sin fondo de un crecimiento económico desenfrenado y desigual.

Los pueblos indígenas consiguen proteger el 80 % de la biodiversidad existente, aunque no llegan ni al 5% de  la población mundial. Defender a los que defienden y gestionan la vida se ha convertido en un asunto clave para esta Convención.

RD es un buen ejemplo de que la protección de áreas en papel y tener leyes adecuadas no son suficiente para proteger la biodiversidad. Estamos casi en la meta de protección del 30% de la superficie del país, pero la precaria protección no alcanza para mantener la biodiversidad. Estos dos últimos años ha dejado nuestras Áreas Protegidas en estado lamentable.

Hace falta voluntad política. Es necesario retomar la ejecución de las Estrategias Nacionales de desarrollo y de Biodiversidad y de los planes nacionales de prevención de incendios y de manejo de las áreas protegidas y, finalmente, de restauración ecológica que tanto necesitan algunas Áreas Protegidas.

Nuestra isla compartida es tan biodiversa que aún se están descubriendo géneros y especies nuevas de vertebrados para la ciencia y eso debe animarnos a proteger nuestro Patrimonio Natural, hasta de nuestras propias autoridades.