El silencio de los muertos
Si hay algo necesario en la gestión de la pandemia del SARS CoV2 es la confianza de la población dominicana.
La incertidumbre que se vive en todo el globo terrestre es de tal calado, que nadie debiera jugar con la verdad de los datos de la pandemia. ¡Y menos de los fallecidos!
Desde noviembre y diciembre del año pasado y continuando en este mes de enero, técnicos nacionales y extranjeros venían observando el inusual reporte diario en el Boletín Especial Covid 19 de un número muy bajo de fallecidos o simplemente de cero muertes.
Y esto, a pesar del aumento de los casos positivos: 13,982 en octubre, 16,711 en noviembre, 27,021 en diciembre y 35,645 en el presente mes de enero hasta el día 27.
Enero presenta reportes de más de 1,000 positivos diarios, lo que quiere decir que cerraríamos el primer mes de 2021 sobre los 37,000 positivos, cifra igual o superior a los registrados en julio 2020 durante la campaña electoral y las votaciones generales (37,218 casos). Un aumento de junio a julio de 142.5 %.
En junio 2020 se registraron 204 fallecidos y en julio, 416, un incremento de un mes a otro de 103,9 %.
Mientras, al mes siguiente (agosto) fallecieron 553 personas, un 32,9 % adicional al incremento de julio.
Al 16 de agosto, la tendencia de la positividad era a la baja (31,33 %) desde 34.94 % el 1º de agosto.
Los fallecidos de noviembre fueron 78; diciembre, 83 y en enero, solo a raíz de la denuncia pública del problema, aparecieron 108 en solo una semana, cual Lázaros resucitados en medio de un agresivo rebrote del virus.
Hay que decir que enero iba en la línea de concluir con 80 muertes. Sencillamente inaceptable e injustificable.
Peor aún, la entubación de los pacientes Covid -lo saben los médicos-, tiene una alta mortalidad. Y resulta que cada día se reportaban entre 140-160 pacientes en UCI, pero con el número de fallecimientos cuasi frisados.
La explicación lógica es que, para legitimar la apertura del turismo y de la economía, se necesitaba un relato sanitario que facilitara las medidas que asumirían: bajar los fallecidos y la letalidad y minimizar la positividad en ascenso, reflejada en la queja de la calle por camas/UCI para Covid a las puertas de clínicas y hospitales.
La verdad en todo esto es que no habrá economía funcional y a plenitud, sin solución del tema sanitario. Recuperar la confianza perdida, solo será posible con la verdad y la transparencia, no con el silencio de los muertos.
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