En reciente declaración, el ministro de Medio Ambiente dice: ”Nos estamos consumiendo el capital natural del país”, y agrega: “De seguir la huella ecológica de producción, consumo y destino final de desechos, se necesitarían dos República Dominicana”.

Hasta ahí, 100% de acuerdo con el ministro. Pero es que la función principal del Ministerio no es solo divulgar la visión y misión de esa Institución,  sino salvaguardar y proteger nuestro capital natural, primero, para que pueda literalmente seguir existiendo el país como territorio. Y para eso es la ley 64-00 que, dice el ministro: ”Tiene coerción y mecanismo coercitivo, meter sanciones, hasta que aprendamos a vivir de manera armónica con la naturaleza”. Eso esperamos.

Sanciones, o al menos investigaciones con resultados, para quienes autorizaron y comienzan a instalar una barcaza termoeléctrica en Puerto Viejo. Avalada por cartas de no objeción de instancias que no son las primeras de incumbencia en el proceso y una incluso privada. Y no olvidemos las dos plantas en el Ozama.

También tendrían que recibir el peso de la ley los traficantes de Guaconejo con permisos para “recolectar madera seca acumulada por 10 años”. ¡Y en ese caso el Ministerio no encontró ningún ilícito!

También habría que sancionar a los que legitiman con primeros palazos Megaproyectos con Puertos de Cruceros y otras obras de alto impacto sobre el territorio y nuestra biodiversidad sin permisos ni licencias ambientales y estudios de impacto que llegan a última hora. También a quienes de manera alegre otorgan concesiones mineras como a Belfond Enterprise que, literalmente, exporta nuestro territorio por cheles dañando fuentes y acuíferos, bosques y fauna, y nadie explica cómo se resolvió la permisología en menos de 15 días en ese caso.

El pueblo está alerta, señor ministro, y dispuesto a defender nuestros recursos naturales y áreas protegidas. La lucha ambiental tiene bríos renovados desde que el cambio empezó a entregarlos al mejor postor en fatales Fideicomisos o Alianzas Público-privadas.

Ángela Guerrero
Bióloga. Botánica. UASD.