El agua y los bosques

03-09-2022
Medioambiente | Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

Hoy, 03 de septiembre, termina en Estocolmo la Semana Mundial del Agua que reúne desde 1991 a actores públicos y privados para debatir cómo preservarla. La sequía este verano ha afectado gran parte de la población mundial y no solo a lugares áridos, como África.

En Alemania el bajo caudal del Río Rin obstaculizó el tráfico de mercancías. Francia  redujo forzosamente la producción eléctrica porque no había suficiente agua para enfriar el combustible nuclear.

Este año, además, hemos superado una “barrera planetaria” más: la disponibilidad de agua, según reciente publicación en  Nature. La alimentación es agua, la energía es agua, todo está conectado con el agua. Cada vez más tendremos que  afrontar inundaciones, como las de Pakistán, y también la reposición de las aguas subterráneas o el acceso universal a este valioso recurso.

La mitad de China está sufriendo una sequía extraordinaria, incluso la gélida meseta del Tíbet. La más afectada, la cuenca del Río Yangtsé, con 370 millones de personas y grandes centros industriales.

Con este panorama mundial RD no pone su barba en remojo y el gobierno sigue depredando y entregando concesiones mineras en todas nuestras cuencas hidrográficas.

En Bahoruco Oriental las concesiones mineras van de 22.5% a 66.4%. En vez de sacar a la Belfond trae más. Pero al mismo tiempo planifican el millón de cruceristas y las 15,000 habitaciones en Pedernales con el agua del río Nizaito.

Los bosques son los que producen agua. No las presas, ni la minería, ni el turismo.

Los Serranos conscientes volvieron a parar camiones para impedir el saqueo de sus pinares porque ya los caudales de algunos ríos han bajado a menos de la mitad. Tarde llega el decreto que Ojalá sea efectivo.

Y la gota que colma los abusos de poder: otra vez siembra de aguacates en el Parque Nacional Sierra de Bahoruco, en Los Arroyos, en pleno bosque nublado, aunque ayer el ejercito empezó a arrancar plántulas.

Mientras, el fantasma de la privatización del agua se cierne sobre todos. Dios nos agarre confesados cuando pase La Niña y vuelva la sequía, porque el Cambio, y no el climático, ya nos está dejando secos.