El Dengue es una enfermedad tropical provocada por virus de la familia de los arbovirus y transmitida por los mosquitos del género Aedes, del cual hay dos especies en la isla: el A. aegipty y A. albopictus.

De los virus del Dengue tenemos cuatro serotipos circulando; en otros países solo hay dos o tres, y eso complica nuestro escenario.

Mientras más especies involucradas en estas enfermedades virales, más compleja la variabilidad de su genotipo y mayor el riesgo para las personas contagiadas más de una vez, sobretodo si están en edades de riesgo como los niños y ancianos.

La enfermedad ha sido durante mucho tiempo un azote en gran parte de Asia y América Latina, causando unas 20, 000 muertes al año.

Las tasas ya se han multiplicado por ocho en todo el mundo desde el 2000, en gran medida por el cambio climático, el aumento de los desplazados y la urbanización.

Hay dos vacunas disponibles ya en el mercado con efectividad suficiente que están en uso o en los planes de algunos países de América.

También la liberación de machos infértiles infectados con una bacteria ha demostrado ser muy eficiente en disminuir las poblaciones de los mosquitos vectores y ha sido implementada en Brasil, Las Galápagos, Ecuador, y Honduras anunció que lo haría.

Aquí se gastaron muchos millones en vacunas a favor de una multinacional farmacéutica, bien se pudiera invertir otro tanto en una vacuna preventiva para nuestra población infantil que muere como moscas abandonados hasta en los vertederos.

La crisis fitosanitaria de la mosca del Mediterráneo se resolvió con la liberación de machos infértiles en la zona este. ¿Por qué no hacemos lo mismo que ya han hecho otros países latinoamericanos?

No es ciencia aeroespacial, sino planificación y sentido común. Pero ciertamente esos atributos no caracterizan a este gobierno.