Valientes o cobardes
“No sé si el mundo está lleno de valientes dispuestos a luchar por la felicidad o si la mayoría de los hombres somos unos cobardes».
Esta cita del reconocido poeta uruguayo Mario Banedetti, de su novela La tregua, a mi juicio, rescata el coraje al perseguir la felicidad.
La felicidad es subjetiva, pero, diría yo, que una profesión, tener una bonita familia, estar holgado económicamente, gozar de buena salud y sentirnos realizados, podrían estar en la ruta del éxtasis.
El PRM prometió felicidad casi al alcance de presionar un botón o comprarla empacada en los supermercados, pero, para conseguir dicho estado de plenitud confluyen un sinnúmero de factores sociales y políticos, y ahí se dificulta cumplir la promesa.
El absurdo gobierna llevando felicidad a campesinos de otros países con importaciones; legisla a favor de corruptos y contra las mujeres dominicanas, anulando las tres causales y eximiendo de culpas a sectas; de igual manera, el gozo invade a un pequeño grupo con el desmantelamiento provocado del 9-1-1, Pasaportes, Punta Catalina, las EDE, entre otros.
No hay mayor alegría que una felicidad usurpada por emociones como la ira, ansiedad, desesperanza y nostalgia, al elegir un Gobierno indolente que desmonta las políticas sociales y suprime conquistas que tanto costaron al pueblo dominicano.
Se avecina una gran tormenta de reformas, amigas y amigos, que garantiza el estado emocional denominado felicidad a una minoría, en perjuicio de la clase media y los más vulnerables. Cosa que podría derivar en una eclosión social.
Debemos levantarnos y luchar valientemente contra el odio, para obtener nuestra felicidad o permitir que, por cobardía, el cambio nos explote como esclavos en tiempos de la colonización y saquee nuestros recursos, llevando entre sus manos nuestros sueños.
Toca preguntar: ¿valientes o cobardes?