Líneas de Guerra. RD: un país seguro
La seguridad ciudadana sigue planteando importantes desafíos para la política dominicana.
Alcanzar altos niveles de prosperidad y bienestar será posible, si y sólo si, somos capaces de convertir a la República Dominicana en un país cuyos índices de delincuencia, violencia y criminalidad estén prácticamente en cero.
El impacto social del evidente auge económico de nuestro país durante el último lustro se acrecentaría de manera exponencial si logramos domar la bestia negra del crimen.
Para ello hace falta abordar la delincuencia de forma creativa y científica, dejando atrás el hábito malsano de electoralizar los grandes temas nacionales y fomentando una sana politización en la aplicación de una estrategia nacional que involucre a todos los sectores, puesto que en ningún ámbito es más necesaria la alianza público y privada que en el de la seguridad de la gente.
Ver este tema solo al cariz de los homicidios por cada cien mil habitantes o enfocando la atención en sus raíces sociales como consecuencia de la desigualdad y la exclusión social, implica terminar siempre ejecutando las mismas medidas que no nos han llevado a ningún lado.
Precisamente en este punto es que debemos poner nuestros mayores esfuerzos para construir un nuevo modelo de seguridad que, en el mediano plazo, nos coloque como un país seguro.
Las estadísticas de robos y atracos, las proyecciones del dinero sucio que produce el crimen y el mercado del consumo de drogas en la República Dominicana son aspectos que deben ser tomados en cuenta si queremos crear las condiciones para la solución definitiva de este flagelo.
La creación de una red nacional de clínicas especializadas en el tratamiento a la adicción a las drogas y el diseño de campañas destinadas a desestimular su consumo son dos elementos importantísimos a la hora de establecer mecanismos para disminuir la demanda de estupefacientes en nuestro país.
Este sería el paso previo hacia la despenalización del consumo de drogas en nuestro país. Quien se hace adicto a una droga no debe ser tratado como delincuente, sino como un enfermo.
En esa misma línea de golpear al crimen cercando su radio de acción, una medida trascendente que puede incluso impactar otras áreas de la economía local, sería la salida de circulación de los billetes de alta denominación y solo tener papeletas de cien pesos.
Una medida de este tipo dificultaría las transacciones del bajo mundo y crearía las condiciones para que nuestra actividad financiera sea más transparente.
En la era de los datos, el uso de la tecnología aplicada al combate del crimen no podría quedarse fuera.
En ese sentido, la colocación de cámaras de seguridad por toda la geografía nacional, además de la creación de un cuerpo técnico especializado en identificar puntos vulnerables para robos y atracos son otro tipo de medidas que indudablemente contribuirán a prevenir la ocurrencia de actos delictivos.
Lógicamente, este conjunto de medidas implica la ampliación y profesionalización de los cuerpos policiales con la consecuente mejora de sus condiciones salariales, además de un aumento considerable de la inversión pública en el ámbito de la seguridad.
Estoy convencido que un abordaje de este tipo hará de la República Dominicana un país seguro y próspero.