PRM: El fin y los medios
Los funcionarios del Gobierno Abinader parecen carecer de ese filtro esencial que todo político debe poseer: la capacidad de medir sus palabras antes de hablar. El PRM promueve la mentira como su baluarte, mientras el engaño es su estrategia predilecta.
Para los incumbentes del Gobierno perremeístas, la tendencia patológica a mentir de forma compulsiva, no es una condición psicológica, sino el requisito fundamental para formar parte del proyecto denominado Cambio.
La mitomanía en el poder es el primer pecado del Gobierno Abinader, y el odio, casi un sacrilegio que los está consumiendo.
El PRM abrazó la máxima de Maquiavelo: “El fin justifica los medios”. Así construyó su camino al poder, sobre la base de odio. Utilizó esta herramienta como medio para alcanzar la Presidencia y desmontó las políticas sociales dirigidas a proteger a los más vulnerables.
Juan Bosch definió la política como el arte de servir al bien común, guiada por principios éticos y destinada a transformar positivamente la vida de las mayorías. Si personificáramos el sistema partidario, el PRM sería su antítesis, el lado oscuro, el enemigo del bien común, el destructor de conquistas sociales y el saboteador de la estabilidad económica del pueblo.