No me hables caballá

06-09-2024
Política
Ojalá, República Dominicana
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El presidente Luis Mesías Abinader, fuera del Palacio, un candidato saberoso; desde el poder, un gobernante infructuoso; ungido por sectores ambiciosos que buscan adueñarse del erario a cualquier costo.

Con la llegada del cambio, la República Dominicana parece un encanto: la delincuencia en baja, aunque mueren personas por sicariato cada semana; la gente va al supermercado por diversión, como si fuera un parque de atracciones; llena el tanque de combustible en cada ocasión, por lo barato que está el galón; disfruta de apagones en noches de calor, con mosquitos en concierto tocando una suave canción; y, para colmo, Abinader venderá apagones a Puerto Rico, en un gesto de compasión.

Desde la oposición, el PRM repartió promesas como caramelos en una fiesta, obnubilando al pueblo, que hoy parece aceptar la normalización del culto a la incapacidad, dirigida por el presidente desde el Palacio Nacional.

Un gobierno bochornoso, que reparte guiones con preguntas complacientes en el programa de variedades LaSemanal, para evitar que algún periodista decente ponga en evidencia la ignorancia del presidente, y este responda con una caballá.

Mientras tanto, algunas sanguijuelas de la comunicación, beneficiados del pastel publicitario, promueven el cambio que ha destrozado todos los servicios del Estado.

La incompetencia se ha convertido en una característica inherente de los funcionarios del PRM, casi una maestría en el arte del desatino. Al menos, eso piensa la gente. Sin embargo, los allegados al elegido disfrutan de los beneficios que ofrece un Gobierno que solo sirve a los suyos.

La situación es tan asqueante y deplorable, que el presidente y sus vasallos mienten descaradamente y sin piedad, y al pueblo sólo le queda protestar y gritar: ¡No me hables caballá!