Líneas de Guerra. Lo que queda del toque

16-11-2020
Política
Ojalá, República Dominicana
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La flexibilización del toque de queda, con motivo de las festividades navideñas, empieza a tomar fuerza. 

Conforme se acerca diciembre las redes sociales hacen suya la consigna de que debe permitirse el libre tránsito de las personas para que puedan celebrar en familia la tradicional cena de nochebuena y la llegada del nuevo año.

Como si las restricciones que tenemos desde marzo fueran por causas económicas o políticas, en vez de sanitarias, líderes de opinión y dirigentes políticos también suman sus voces a la petición popular para que se revisen nueva vez los horarios del toque de queda. 

De nuevo, seguimos enfocándonos en lo accesorio mientras perdemos de vista lo principal. 

Más que hablar moderar las restricciones, aquí deberíamos estar discutiendo la pertinencia de asumir un enfoque diferente para afrontar la pandemia. 

Hasta este momento, todos nuestros esfuerzos han estado orientados a ralentizar la propagación del virus en el país para evitar un colapso del sistema sanitario.

Si bien es cierto que hemos acertado en el aspecto epidemiológico, también lo es el hecho de que ese abordaje ya cumplió su cometido y es la hora de que comencemos a tratar el Covid-19 desde el punto de vista clínico, destinando todas nuestras energías a mantener el índice de mortalidad en números bajitos, como ha sido hasta ahora.

Dado que vamos a vivir con el Covid, con o sin vacuna, al menos por los próximos tres años, es menester que aprovechemos el consenso social que hay alrededor de la revisión de las medidas para que todos los partidos políticos consensuen una ley especial que establezca, entre otras cosas, los protocolos de distanciamiento físico y limitación de la aglomeración de personas, con severas multas contra quienes las violen.

Y, además, se dispongan los recursos necesarios para la contratación de personal médico y habilitación de más espacios para aplicar tratamiento medico.

Esto podría ser la base para que levantemos definitivamente tanto el toque de queda, como el estado de emergencia y nos dispongamos a finalizar el 2020 e iniciar el 2021 con la apertura de los sectores de la economía bajo unos rigurosos protocolos de seguridad de aplicación rigurosa y duras penalidades económicas.

Se que en estas circunstancias, mientras en toda Europa y Estados Unidos empiezan a cerrar ante una nueva oleada, las ideas planteadas aquí pueden parecer algo locas, pero si estudiamos a profundidad el impacto de la pandemia en República Dominicana nos daremos cuenta que los efectos en nuestro país han sido económicos más que sanitarios.

Quien sabe si abriendo la economía, aplicando protocolos de seguridad sanitaria y levantando lo que queda del toque, podríamos inaugurar un nuevo modelo para abordar la pandemia en todo el mundo.