Aunque se vista de seda, mona se queda

29-10-2020
Política
Ojalá, República Dominicana
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Es curioso ver el entusiasmo morboso con que Leonel Fernández intenta explicar la derrota del PLD en las pasadas elecciones. Su artículo, en Listín Diario, acierta, sin dudas, cuando pone el acento en la traición llevada a cabo por él para favorecer al PRM en la presidencial mientras éste le garantizaba apoyo en lo congresual.

Pero la que se manifestó en las pasadas elecciones no es más que la segunda de las dos grandes traiciones llevadas a cabo por Fernández contra el partido al que él le debe la posición de liderazgo que ha dilapidado de una manera inefable. La primera fue la construcción de FUNGLODE.

Ética y moralmente injustificable, FUNGLODE es la concreción de la egolatría que acompaña como su sombra al Leonel Fernández que surgió del proceso electoral de 1996.

Convencido de que el PLD no es un partido tradicional que viviría para idolatrarlo, hizo todo lo posible para construirse uno paralelo. Porque eso es FUNGLODE: templo de adoración y segundo partido político de Fernández cuando el PLD no sirviera sus propósitos. La FUPU es, por tanto, un sucedáneo.

Por razones obvias, la dirección del PLD nunca pidió cuentas al doctor Fernández de semejante desatino, pero a partir de entonces la educación política, las actividades culturales, las tertulias y los encuentros tan comunes en el PLD, todo fue mudado al nuevo templo.

Porque, según cuenta la leyenda, para ser del tamaño de la vaca, el maco empezó un día a beber agua y se fue inflando hasta que reventó. Al doctor Fernández le ocurrió lo mismo: empezó a beber y a beber autoestima hasta que reventó en el pasado proceso electoral y despertó de su fantasía con poco más de doscientos mil votos.

El PRM lo complació apoyándole senadores y diputados aquí y allí y los otros se los robó al PLD. Ahora cree que es segunda mayoría. Pero aunque se vista de seda, la mona mona se queda.

Esta segunda traición del doctor Fernández al PLD, que es también traición al pueblo dominicano por muchas razones, es al mismo tiempo la gran oportunidad que tiene el PLD para reinventarse; para renovarse, que es algo tan serio como dar el nombre de José Joaquín Bidó Medina a su IX Congreso.

José Joaquín Bidó Medina es una de las columnas incorruptibles sobre las cuales se fundó el PLD.

No puede haber en estos momentos mejor referente de vida, de profesional, de maestro, de patriota, de revolucionario y de genuina humildad para quienes deseen ser útiles al pueblo. Y bien hace el PLD con rendirle tributo y asumirlo como el ejemplo inolvidable que es.

Liberado por fin del lastre de la egolatría y la idolatría leonelistas y echando mano del ejemplo de vida y de lucha del doctor Bidó Medina, es quizás la última oportunidad que tiene el PLD de reencontrarse con la agenda de servicio al pueblo que le señaló Juan Bosch.