Las consecuencias del 15M: Del «no hay alternativas» al «sí se puede» de Unidas Podemos en el Gobierno
Gracias por haberme invitado para hablar del 15M y sobre sus causas y consecuencias. Permítanme, antes que nada, que cuente cómo descubrí el 15M. O, mejor dicho, cómo me llamó el 15M a mí. En pleno desarrollo de las políticas neoliberales (que se iniciaron ya en la segunda etapa del gobierno socialista liderado por el presidente Zapatero), que incluían políticas de grandes recortes del gasto público (incrementados exponencialmente después por el gobierno Rajoy) que hicieron un enorme daño a las clases populares de este país, escribí un libro, Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España, junto con los economistas Juan Torres y Alberto Garzón, en el que denunciábamos la justificación esgrimida por los establishments político-mediáticos españoles (alentados por las autoridades de la Unión Europea) de que no había alternativas a los recortes y demás políticas de austeridad (que estaban empobreciendo los ya escasamente financiados servicios y transferencias públicas del Estado del bienestar español, debilitando así la protección social de la población española). Según el gobierno español, eran medidas necesarias para reducir el déficit público, sacrosanto dogma del pensamiento neoliberal imperante. Nuestra denuncia incluía una gran cantidad de datos que demostraban que sí que había alternativas. El presidente Zapatero, por ejemplo, en lugar de recortar las pensiones para conseguir 1.200 millones de euros, podría haber revertido las bajadas de impuestos aprobadas en su reforma fiscal del año anterior (cuando dijo que «bajar los impuestos es de izquierdas«), que incluían el impuesto del patrimonio, el de sucesiones y el de sociedades para las empresas con beneficios de entre 120.000 y 300.000 euros al año, lo cual incrementó el déficit estructural del Estado, causando una reducción de los ingresos del estado de más de 27.000 millones de euros entre 2007 y 2008.
El libro iba a ser publicado por una editorial próxima a El País, la cual rompió el contrato porque nos negamos a realizar cambios en algunas partes del libro que la editorial consideró demasiado críticos con la banca española. Así pues, lo publicó una editorial menor y creímos que apenas se leería. No fue así. Sus lectores fueron sus mayores promotores, distribuyéndolo ampliamente y, para nuestra sorpresa, acabó por hacérselo suyo el movimiento 15M. Tal fue así, que en el primer acto fundacional del movimiento 15M en la Puerta del Sol, muchos jóvenes en la primera fila mostraban el libro a los medios que cubrían el acto, denunciando la falsedad de que no había alternativas. Sí que las había y los datos hablaban por sí mismos (véase aquí la imagen mencionada).
El 15M no pasó solo en Madrid, sino también en Barcelona y otras partes de España (incluso con más intensidad)
Este hecho generó que muchos nos llamaran a presentar las tesis del libro en muchas plazas de ciudades y pueblos del país. Yo, concretamente, recordaré siempre dos actos. Uno fue una charla en la mayor plaza de Barcelona –Plaça Catalunya- que es más grande, por cierto, que la Puerta del Sol y que estaba llena a rebosar; la otra fue una conferencia delante del sitiado Parlamento catalán, rodeado por el 15M (que protestaba pacíficamente por la aprobación del presupuesto de la Generalitat de Catalunya, que incluía los mayores recortes de todas las comunidades autónomas de España), obligando al Sr. Artur Mas, el presidente autonómico más neoliberal de España, a tener que llegar al Parlament en helicóptero. Me he encontrado en muchas situaciones excepcionales a lo largo de mi vida, pero nunca pensé que daría una clase o conferencia criticando el presupuesto de la Generalitat de Catalunya en una situación semejante delante al Parlament de Catalunya.
Qué significó el 15M: el cuestionamiento de la legitimidad del régimen del 78 y la denuncia de la escasa representatividad de las instituciones democráticas
Estos actos definían lo que fue el 15M, un muy necesario vendaval de aire fresco en la atmósfera asfixiante resultado de la aplicación de unas políticas públicas sumamente impopulares por parte de un establishment político-mediático español que estaba perdiendo su legitimidad política. Era el primer cuestionamiento masivo del Estado español derivado de un proceso de Transición de la dictadura a la democracia muy desequilibrado, con un gran dominio de las fuerzas conservadoras herederas de las que habían controlado el Estado dictatorial, lo cual produjo una democracia muy limitada, característica del régimen del 78. Un elemento clave en el establecimiento de este régimen con enormes limitaciones democráticas había sido la instauración del bipartidismo (PP y PSOE), basado en un cambio muy notable en el PSOE, tanto en su cultura política (ahora monárquica) como económica, convirtiéndose al neoliberalismo, es decir, pasando de ser socialdemócrata a socioliberal. Como había indicado Jordi Segura, ideólogo de Zapatero, en su libro De nuevo socialismo «sólo socialdemócratas tradicionales (la versión amable de anticuados) como Navarro todavía piden un aumento del gasto público…», escrito en uno de los países con menor gasto público per cápita (incluyendo gasto público social) de la Europa de los Quince (UE-15).
El resultado de esta conversión alcanzó su máximo exponente en la reforma del artículo 135 de la Constitución, que establecía como prioridad el pago de la deuda pública por encima de todo lo demás. El resultado de todo ello fue un rechazo masivo hacia la clase política gobernante, siendo el primer cuestionamiento masivo no solo de la imagen idealizada de la Transición «modélica», sino también de la eficacia de la clase política en el cumplimiento de su deber de facilitar el bienestar de la población, anteponiendo los intereses comunes a los de los poderes de siempre. El eslogan del 15M «no nos representan» lo decía todo. El 15M surgió, pues, como protesta frente a la clase política gobernante por su limitadísima vocación democrática y transformadora. Se la veía como una casta corrupta («no hay pan para tanto chorizo«) no comprometida con la democracia que utilizaba las instituciones políticas para defender los intereses de los enormemente poderosos grupos económicos y financieros que ejercían una enorme influencia sobre las instituciones políticas llamadas representativas, anteponiendo sus beneficios al interés común.
El 15M supo traducir en un lenguaje claro y popular las enormes deficiencias del Estado democrático y, por lo tanto, de la Transición (mal llamada «modélica») acusada por el 15M de no haber roto con el Estado anterior. Era un movimiento profundamente democrático que defendía la democracia representativa al mismo tiempo que promovía mayores dosis de democracia directa, con la activa participación ciudadana en las instituciones a través de referéndums y consultas, y que exigía a sus representantes unas políticas opuestas a las que estaban imponiendo (y digo imponiendo porque las políticas de recortes y de austeridad no estaban en los programas electorales de los partidos gobernantes).
La enorme crisis social causada por el neoliberalismo
La crisis social había provocado unos niveles de sufrimiento que explican la explosión social. La tasa de paro era enorme, con el 21% de la población activa (5 millones de personas en ese momento, aunque alcanzaría los 6,2 millones de personas en 2013), afectando con especial intensidad a los jóvenes. La tasa de paro juvenil era del 45%, casi la mitad de la juventud, llegando a alcanzar el 56% en 2013. Y los recortes y privatizaciones generalizadas (realizadas en aquel momento por un gobierno socialista) eran percibidos como inaceptables. El deterioro de la calidad de vida de millones de ciudadanos estaba alcanzando niveles sin precedentes en la época democrática. Todo ello por la aplicación del neoliberalismo, iniciado por Reagan en EEUU y la Sra. Thatcher en el Reino Unido, y hecho suyo por la socialdemocracia (convirtiéndose al socioliberalismo de la Tercera Vía) liderada por Blair en el Reino Unido, Schröder en Alemania, Hollande en Francia y Zapatero en España. El eslogan «qué pasa, qué pasa, que no tenemos casa» resumía la situación de desesperación juvenil también en materia habitacional. Pero, liderado por gente joven, el 15M consiguió un amplio apoyo popular, incluyendo ciudadanos de avanzada edad como los llamados «yayoflautas», un excelente grupo de pensionistas que luchaban para mejorar las pensiones y que dieron su total apoyo al 15M, participando activamente en él. Lo sé porque los vi, porque me invitaron a que me reuniera con ellos en Barcelona y porque estaban en la primera fila cuando di mi conferencia en la Plaça Catalunya. Lo que es importante de subrayar es que el movimiento era completamente pacífico y la única violencia que hubo fue por parte de la policía. El sitio del Parlament catalán fue pacífico. Comparar, como se ha hecho en los principales medios de comunicación conservadores y liberales españoles, ese acto con el asalto al Capitolio en Washington, en EEUU (donde los trumpistas causaron grandes destrozos en el Capitolio y amenazaron la vida de los congresistas y empleados) muestra la pobre calidad intelectual que, por desgracia, caracteriza a amplios sectores de las derechas españolas. La Sra. Esperanza Aguirre del PP incluso llegó a acusar al 15M de ser un movimiento influenciado y administrado por ETA.
La aparición del «Sí se puede» de Podemos
Resultado de nuestra relación próxima con el 15M, no fue sorprendente que cuando sectores importantes del movimiento social y político surgido del 15M pretendiera constituirse en partido político, sus dirigentes nos llamaran a Juan Torres y a mí para que los ayudáramos a crear el primer programa económico de Podemos. Aceptamos la petición y presentamos nuestra propuesta que, después de ser discutida y modificada por Podemos, pasó a convertirse en su primer programa económico. Era un programa de clara sensibilidad socialdemócrata (antes de que la socialdemocracia se transformara en socioliberal), inspirado sobre todo en la experiencia escandinava, concretamente la sueca (país donde cursé mis primeros estudios de economía social), adaptado a la realidad española por Juan Torres, mucho mejor conocedor de la realidad española que yo y, en mi opinión, uno de los mejores economistas del país. Era un plan ambicioso pero muy realista, con mucho sentido común y que cualquier progresista hubiera aceptado, pues deliberadamente renunciamos a algunas propuestas por temor a que fueran consideradas extremistas en el profundamente conservador contexto español.
A pesar de nuestra cautela, la respuesta fue de una enorme, repito enorme, agresividad. Recibimos una cantidad de insultos y bajezas que nunca había recibido a lo largo de mi vida profesional. He asesorado a muchos gobiernos y nunca había sido objeto de tanta hostilidad. La limitadísima cultura democrática de las derechas quedó demostrada por su enorme violencia y odio, que ha alcanzado niveles extremos contra el que ha sido el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. Los dirigentes de las derechas españolas (comparables a la extrema derecha en Europa y en EEUU) son herederos de las fuerzas dominantes del régimen dictatorial. De ahí que esa hostilidad fuera predecible, pues Podemos era el primer espacio que tenía posibilidades reales de cambiar las relaciones de poder en España, habiendo alterado significativamente el régimen del 78. El establishment político-mediático siempre ha sido hostil hacia las personalidades de izquierda, que han sido definidas como contestatarias de la sabiduría convencional. Anguita y ahora Pablo Iglesias, con una extrema hostilidad contra este último. Todo ello era síntoma de que se percibía como una amenaza para el poder establecido, incluyendo el bipartidismo.
La gente de Podemos era gente indignada con el sistema -el movimiento fue inicialmente conocido como el movimiento «de los indignados»-, condición necesaria pero no suficiente para cambiar el país. Esta urgencia de cambio explica también su vocación de gobierno. Como dice el refrán, «más vale pájaro en mano que ciento volando». Y así ha sido dondequiera que gobernara. La acción política era lo inmediato, y cómo alcanzar este inmediato produjo varias estrategias que, aunque fueron percibidas como conflictos personales, eran más que personales. Algunos defendían la visión populista extrapolada de la experiencia latinoamericana. El futuro se configuraba como una constante puesta al día de lo que fuera necesario, haciendo un gran hincapié en el liderazgo carismático. Lo inmediato sustituía al futuro a medio-largo plazo, y la organización no era un punto a considerar. Una de las referentes de esta corriente, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, incluso ridiculizó el concepto de militancia (pues el término le sonaba a militar).
No era así para la corriente de Pablo Iglesias, que enfatizó la necesidad de aliarse con una fuerza política de izquierdas cohesionada y disciplinada como IU, desarrollando una unidad de acción en un proyecto común. Y de ahí surgió Unidas Podemos. Creo que acertó. Es más, fue la activa participación de las bases militantes lo que forzó el cumplimiento de lo prometido.
La enorme hostilidad hacia Pablo Iglesias y la dirección de PODEMOS es consecuencia de la enorme insuficiencia de la democracia española
Una última observación. A lo largo de los últimos años, Pablo Iglesias, a quien creo conocer bien, habiendo desarrollado una gran estima y aprecio por él, y a quien agradezco la labor extraordinaria realizada durante estos años para la mejora del país, ha sido sujeto de una hostilidad en los medios que nunca había visto en los numerosos países que he conocido y a los gobiernos de los cuales he tenido el placer de asesorar. Las falsedades vertidas sobre su persona son enormes. He asesorado a muchísimos dirigentes políticos, tales como al presidente Allende en sus propuestas sanitarias, al gobierno de Fidel Castro en el desarrollo de sus servicios sanitarios, a la Sra. Clinton en la Casa Blanca en la reforma sanitaria, a los gobiernos socialdemócratas suecos y españoles, al tripartito catalán, entre muchos otros, y considero a Pablo Iglesias como una de las personas con mayor visón política, con mayor honestidad, compromiso y valentía de todas las que he conocido, siendo un recurso único y una voz excepcional de denuncia de lo que, a pesar de ser obvio, continúa tan enmascarado.
En cuanto a su movimiento político, fue evolucionando rápidamente. De ser considerado un movimiento populista pasó a movimiento político-social que necesitó desarrollar una organización enraizada en un compromiso que tiene como origen no solo el 15M sino toda la tradición de luchas por la libertad y justicia social, es decir, con la tradición republicana progresista. Y más aún a partir de su alianza y colaboración intensa con IU, estableciendo un espacio común de gran potencial y futuro, en alianza con otros movimientos igualmente enraizados en el 15M, como En Comu-Podem y Galicia en Común, que han cambiado España de una manera profunda y notable en el mejoramiento de localidad de vida y el bienestar de las clases populares de los distintos pueblos y naciones de España.
La aparición de nuevas generaciones en una dirección colegiada dirigida por Ione Belarra
La súbita retirada de Pablo Iglesias de la vida política institucional -que espero sea provisional- ha dado pie a la aparición de una nueva generación de dirigentes, todos ellos ya de clara madurez y compromiso político en su proyecto de transformación del país sirviendo primordialmente a las clases populares. En este momento, y bajo una dirección colegiada dirigida por Ione Belarra, intenta la movilización de todos los sectores victimizados por un sistema económico social injusto y escasamente democrático, desarrollando un espacio político común para todos los movimientos de liberación (desde el feminismo al movimiento de la clase trabajadora, incluyendo muchos otros), con conciencia social y ecológica, que continuará transformando el país, siguiendo la labor hecha por generaciones anteriores para construir un país más justo, más solidario, más poliédrico y menos radial, respetuoso de su plurinacionalidad. Les deseo, por el bien del país lo mejor.