La presencia dominicana en Lawrence, Massachusetts

12-11-2021
Política
Ojalá, República Dominicana
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En la ciudad de Lawrence, en el proceso eleccionario más reciente, se dieron condiciones históricas que fundamentan la presencia dominicana en este lugar y definen la dinámica por venir.

Es sabido que las corrientes migratorias se introducen en la corriente principal, haciendo aportes y fundiéndose hasta ser parte. Así ha pasado a través de la historia y es un fenómeno tan esencial que para conquistar pueblos e imponer sistemas se viene usando desde principios de la historia: egipcios, griegos, romanos, árabes, alemanes, hasta llegar a los Balcanes.

Por eso, las migraciones la tercera generación van dando paso a la integración hasta cortar las amarras con los puentes que sostienen sus pasos.

En Lawrence, ciudad que recibió sus primeros grupos de dominicanos en los sesentas, después de la muerte del dictador (muchos colaboradores suyos) y que fue incrementando su presencia desde finales de los setentas y ochentas, hoy por hoy son mayoría, al punto que dirigen casi todos los estamentos públicos y posiciones electivas.

Dos representantes en la Asamblea Estatal, seis miembros del Concejo Municipal, alcalde, directores departamentales, oficiales de policía, bomberos, profesores y un largo etcétera, tan largo como el poder de ser mayoría en el padrón electoral.

Pues bien, en estas elecciones finales los dos candidatos que triunfaron en las primarias eran, como son, de origen dominicano, como también lo eran los cuatro competidores en las primarias. 

Uno de ellos fue electo con la mayoría de votos depositados por votantes de origen dominicano, sin menospreciar a los de otras diversas ciudadanías.

Eso es un acontecimiento histórico y fundamental en la emigración dominicana que desde los sesentas comenzó lenta, pero que fue alcanzando proporciones de diáspora en años y décadas subsiguientes.

Una situación que no es fortuita ni nacida por generación espontánea, sino el fruto de mucha lucha, mucho sudor, lágrimas, desesperación y lucha. Lucha, sacrificio y lucha. Muchos hombres y mujeres comprometidos que pusieron sus intereses, sueños y esperanzas para llegar a esta escalera de futuro. Héroes anónimos y con nombres a los que muchos olvidaron, pero que son quienes abrieron y pavimentaron el camino para llegar a esta ruta de concreto camino del sueño del ideal americano.

En otra entrega mencionaré nombres de personas e instituciones dedicados a la creación de la meta final de la historia.

Pues bien, dos candidatos con aval de lucha comunitaria: uno de ellos Brian de Peña, quien llegó en los noventas desde New York, creyó en la ciudad y puso un pequeño negocio en una de las calles principales, pero devastada por la droga. Se arriesgó cuando pocos creían en Lawrence, que parecía una ciudad acabada de salir de una guerra: calles sucias, puntos de drogas por doquier, prostitución fuera de control, edificios quemados en proporciones anormales (se quemaron solos, mientras los anglos se iban de la ciudad, que milagrosamente recibían de sus seguros el dinero suficiente para establecerse en otras partes).

La capital del fuego, capital de autos robados, capital de accidentes arreglados, la ciudad más pobre del Estado de Massachusetts. La cenicienta perdida y que su nombre era un estigma para el Estado. Una ciudad sin futuro, abandonada por sus “autoridades”, donde pululaban decenas de personas andando como zombis, muertos en vida.

A esa ciudad llegó Brian y como él, varios dominicanos que creyeron en sí mismos, fundando negocios, trabajando jornadas agotadoras y muchos apoyando y trabajando, robusteciendo las organizaciones comunitarias que fueron las trincheras de defensa de la comunidad y, que fruto de sus ejecutorias comenzaron a rescatar de sus cenizas una ciudad que se veía perdida y que hoy es un referente de crecimiento, de éxito y de porvenir a nivel nacional.

Brian se entregó a su negocio y al trabajo comunitario, fortaleció la Semana Hispana dándole otra dimensión, presidió el desfile dominicano, ha estado en cada movimiento de ayuda y crecimiento y fue electo al concejo municipal, un hombre probo, luchador con visión y, además, compasivo.

El otro candidato, Kendry Vázquez (alcalde interino) llegó a Lawrence probablemente a finales de los noventas. De familia cristiana, participó en grupos comunitarios y de ayuda, fue parte de la Semana Hispana y de otras organizaciones comunitarias. Fue concejal y el presidente más joven del concejo citadino. Tiene estudios universitarios, vocación de trabajo. Además, una sobrada capacidad de dirección. Probo y serio, un hombre de familia con una visión periscópica sobre el futuro de Lawrence. En sus ejecutorias como alcalde interino ha tenido la oportunidad de hacer gala de su disposición al trabajo y de hacer cosas innovadoras. De trato fácil, es capaz de oír posiciones contrarias.

Aunque apoyé a Kendry, dije en los diferentes escenarios que cualquiera de los dos que llegara a la poltrona municipal sería un lujo para la ciudad.

Ahora bien, estimé que probablemente ninguno de los asesores políticos de los candidatos conocían el momento histórico ni la visión histórica, ni mucho menos, la implicación histórica de estas elecciones, no solo en Lawrence, sino en toda la diáspora de cada una de las ciudades donde viven dominicanos; en territorio de los Estados Unidos, en Europa y en los sueños, apetencias y deseos de niños dominicanos en el país dominicano.

La contienda tuvo una dinámica intensa, con diferentes niveles de compromiso y en las últimas semanas hubo rumores y denuncias de irregularidades en ambas direcciones lo que pone, en la opinión de los que nos ven desde la cerca, a TODOS los dominicanos en entredicho.

Sin embargo, conozco a muchos de los trabajadores políticos de ambos bandos, y no los creo capaces de tales dislates. Sé que son honorables, conozco incluso a su familia cercana, y sé que en toda campaña llegan algunos a cuyas ideas entran estadios políticos diferentes, pero confío plenamente en los que aman a Lawrence y los que apuestan por su desarrollo.

Así que, pasadas las elecciones, aprestémonos a apoyar a Brian de Peña, quien resultó electo con el favor del pueblo. Ojalá logre reunir en torno a él gente preparada que lo ayude a dirigir los destinos de esta ciudad, una de las primeras en el Estado en entrar de lleno en la revolución industrial de manos del Merrimack. Recordando con carácter de juicio histórico que nos ha tocado desbrozar el camino y que detrás nuestro los ojos de los de aquí y los de allá estarán pendientes de los pasos que demos, de cara al futuro, pues comprometen de alguna manera el gentilicio dominicano.