Error en la política

27-09-2024
Política
Ojalá, República Dominicana
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El ejercicio de la política exige una visión definida, principios sólidos y la valentía de tomar decisiones que impulsen el bienestar común. No obstante, con el PRM, el pueblo dominicano experimenta un error en la política, una falla que se ha convertido en un desfile de incompetencias y promesas incumplidas.

En 1939, Juan Bosch fundó el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), con el noble objetivo de combatir la dictadura de Trujillo. Veintitrés años después (1962), el PRD ganó las primeras elecciones democráticas tras la muerte del tirano. En 1963, Bosch asumió la Presidencia, pero siete meses más tarde, un golpe de Estado privó al pueblo de las iniciativas revolucionarias que buscaban su bienestar.

Después del golpe, el PRD inició una degradación que lo apartó de su esencia revolucionaria en favor del pueblo, degenerando en una distorsión política al servicio de los intereses clasistas y autoritarios de un pequeño grupo.

En 1973, el profesor Bosch fundó el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), con ideales progresistas, al darse cuenta que el PRD no tenía salvación. Veintitrés años después, el PLD llegó al poder y promovió políticas públicas que redujeron la desigualdad, pero ahora, con el PRM, esa brecha ha vuelto con fuerza, y parece haber traído equipaje extra.

El PRD, ahora PRM, liderado por Abinader, se presenta como la némesis del bienestar que representó el PLD. Es la encarnación partidizada de la lucha entre clases, que promueve golpes suaves, acentúa como nueva élite a sus funcionarios, mientras el pueblo sigue olvidado. Su ideología, basada en la mitomanía, trafica mentiras y maquilla beneficios con declaraciones a la prensa vendida.

Desde la oposición, el PRM, como guagüita anunciadora de remedios milagrosos para la piquiña y la raquiña, convenció al pueblo de que el PLD le había arrebatado la salud, la educación, la seguridad y la transparencia. Todo fue parte de un discurso populista disfrazado de cambio, que hoy, las dominicanas y dominicanos sufren, pues, al igual que rateros, el Cambio los ha engañado.