Línea de Guerra. El Proceso
Que la República Dominicana pasó de ser un país pobre a uno en vías de desarrollo durante los 20 años de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana es algo que hasta sus más enconados adversarios reconocen, así sea a regañadientes y poniendo asteriscos a la hazaña. Sin entrar en datos que abrumen al lector, para validar esta afirmación basta mencionar el dato de que en la escala del Índice de Desarrollo Humano somos considerados en el rango medio-alto, cuando apenas en 2004 estábamos catalogados en las categorías más bajas de la región.
Tan cierto como eso, lo es el hecho de que hoy el PLD afronta una profunda crisis de credibilidad. Más allá del impacto de la salida de Leonel Fernández, la burbuja mediática creada alrededor del tema de la corrupción o la configuración de Estados Unidos como un agente activo en el proceso preelectoral de 2020, el problema nodal del partido fundado por Juan Bosch y liderado hoy por Danilo Medina es que su credibilidad como organización política les impidió seducir a una parte importante de la población que prefirió abstenerse de ir a votar antes de montarse en la ola artificial del cambio o resignarse a votar morado nuevamente.
Es ahí justamente hacia donde debe mirar ese partido si quiere volver al poder en 2024. Cuando las aguas se asienten, explote la burbuja de la “lucha la corrupción” y en la medida en que continúen los gazapos del presente gobierno, la gente valorará todas las luces de los 20 años del PLD, sin embargo, eso no será suficiente para que la ciudadanía clame por su regreso al gobierno. Para que ello ocurra, los peledeistas tienen que aprovechar su 9no. Congreso para reconstruir la credibilidad perdida y así sentar las bases para un nuevo pacto político con el electorado de cara a las próximas elecciones.
El próximo domingo, la dirigencia media de ese partido tiene que aguzar muy bien la mirada a la hora de escoger a los nuevos miembros de su Comité Central, si es que verdaderamente quieren remasterizar su liderazgo político. Compromiso partidario, experiencia, nuevas ideas, pasión e historia dentro de la organización están entre las virtudes que debe tener cada miembro electo durante el Congreso.
No soy peledeista, y la verdad cometo un atrevimiento al opinar sobre este tema (pero si Pompeo pudo detener una reforma constitucional con una simple llamada, yo que voté blanco por Danilo en 2012 y 2016 puedo opinar en un artículo), pero creo que si hay alguien que reúne todas las condiciones para reconstruir la credibilidad del PLD ante la sociedad es Mabel Lemoniel.
La conozco desde hace muchos años, y aunque sus ideas han evolucionado y madurado con el tiempo, sus principios se mantienen intactos y su compromiso con el PLD se ha fortalecido. Fue una obrera silenciosa del gobierno de Danilo dentro del cual contribuyó con pasión a hacer resplandecer sus muchas luces. De hecho, si algo es reconocido internacionalmente es el manejo exquisito de las redes sociales gubernamentales entre 2012-2020: información oportuna, útil y veraz era brindada por esa vía. Y ahí precisamente, le tocó a Mabel poner gran parte de sus muchos esfuerzos para hacer brillar su gobierno y ser útil a su país.
Mabel Lemoniel reúne todas las condiciones que debe tener cada miembro del CC peledeista para reencauzarse como partido con vocación de poder y un alto compromiso con los mejores intereses de la nación dominicana. Albergo la esperanza de que este domingo 14 de febrero, los peledeistas en mayoría abrumadora, busquen el número 147 de la boleta electrónica, hagan click en su cara y le den la oportunidad de seguir sirviendo a su partido, para servir al pueblo desde el Comité Central.
Si fuera peledeista, votaría por Mabel y sabría que mi voto estaría a buen resguardo y aun mejor representado.
Ella es el 147 de la boleta, ojala que el resultado la deje como la número 1 en la votación.