Líneas de Guerra. El garrote de zanahoria de Abinader
Durante el último medio siglo todos los gobernantes, sin excepción, tocaron la estructura impositiva de la República Dominicana para buscar más recursos y, a la vez, prometieron una reforma fiscal definitiva en el futuro cercano. Tan pronto obtuvieron los recursos deseados, el compromiso contraído cayó en el olvido.
El Pacto Fiscal que manda la Estrategia Nacional de Desarrollo aún espera por el liderazgo político, gubernamental y empresarial de la Nación que sigue posponiendo la discusión de un nuevo modelo tributario que quite presión a la clase media y estimule la creación de riqueza.
Luego de fallar en el intento de una reforma tributaria de contrabando, el presidente Luis Abinader decidió convocar al Consejo Económico y Social para la firma del Pacto Eléctrico (cuya firma fue boicoteada hace dos años por el PRM) y el Pacto Fiscal para que ambos entren en vigencia en el 2022.
Aunque es positivo que el Presidente tenga la decisión y, esperamos, voluntad política de concretar esas asignaturas pendientes, surgen algunas interrogantes. ¿Insistirá el Gobierno en gravar los servicios digitales como Amazon, Netflix, Spotify, entre otros? ¿Mantendrán el interés de disponer un nuevo impuesto al GLP? ¿Será parte de la propuesta oficial el gravamen a los activos financieros de los ciudadanos? ¿Continuarán con la idea de gravar el sueldo de navidad a quienes tengan un salario superior a los 35 mil pesos?
Por último, ¿invitará el Presidente al diálogo y a la concertación al partido que, según sus propias palabras, “instauró un régimen político dedicado a la corrupción y a la impunidad”?
El profesor Juan Bosch solía aconsejar el ahorro de adjetivos y epítetos a la hora de escribir, porque ello restaba calidad y fluidez a la prosa, quizás ese consejo también aplica para gobernar.
En tiempos de crisis, un jefe de Estado debe saber que su única bandera es la de la Nación que conduce, politizar la situación que vivimos hoy a raíz de la pandemia, le podrá ganar el aplauso de un sector de la sociedad que quiere ver circo, aunque sea malo, pero a la larga, seguramente, le granjeará el repudio de todos los dominicanos cuando el pan sea escaso.