Aunque le quemen el hocico
Desde pequeño escuché a mis abuelos y padres repetir un refrán que resume, con brutal honestidad, la esencia de ciertas personas: “Perro huevero, aunque le quemen el hocico, sigue comiendo huevos”. Y Bartolomé Pujals, aquel adalid de la moral, activista de la Marcha Verde y estrella de la sociedad civil, parece ser la encarnación perfecta de esta joya popular.
Y hablando de naturaleza incorregible, el funcionario huevero nos deleita una vez más con su magistral interpretación del vals de la justificada corrupción.
Resulta que, 295 millones de pesos estaban a punto de evaporarse del bolsillo del pueblo dominicano, gracias a un contrato de alquiler firmado por la OGTIC, la institución bajo su sabia y pulcra dirección. ¿El propósito? Rentar una imponente edificación… inexistente.
El contrato incluso tuvo la decencia de ser publicado en el portal de Compras y Contrataciones, porque claro, el descaro también merece su espacio oficial. Según un medio de comunicación, el arrendador decidió recular antes de que las cámaras lo puedan capturar.
No estaría de más indagar en el árbol genealógico de Pujals; no sería extraño encontrar algún parentesco con Harry Houdini, el legendario escapista. Porque, seamos sinceros, nadie hace un acto de desaparición tan perfecto como “don Alquiler” cuando los cuestionamientos empiezan a llover.