Mandela y la música en su largo camino a la libertad

05-12-2020
Música
Ojalá, República Dominicana
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A propósito de la conmemoración del séptimo aniversario del fallecimiento de Nelson Mandela, ícono de la lucha contra el apartheid, compartimos este artículo escrito por Marino Hilario para Ojalá.

A propósito de la conmemoración del séptimo aniversario del fallecimiento de Nelson Mandela, ícono de la lucha contra el apartheid, compartimos este artículo escrito por Marino Hilario para Ojalá.

“Lo bueno de la música es que cuando te golpea no sientes dolor”. De algún modo, los sonidos de los instrumentos se van convirtiendo en aguijones y en cada pinche que vas recibiendo, se van ensamblando para lograr el estallido musical que podrían aprisionarte con nostalgia, con dolor, tal vez con rencor, pero también te liberan con amor, compasión y perdón.

Esta último fue lo que la música causó en Nelson Mandela, cariñosamente Madiba, como se le conoce en su pueblo sudafricano, quien tuvo la visión de comprender que la música podría transportarse y replicarse por el mundo y así convertirla en un atajo para la liberación que Sudáfrica sufría desde los días que los colonizadores ingleses y franceses decidieron imponer normas de discriminación racial al inicio del siglo XIX.

El inhumano sistema racial llamado apartheid, que significa separación en el idioma afrikáans, se instaló oficialmente en 1948 con la llegada al poder del Partido Nacional.

A partir de 1949, dicha organización oficializó una serie de leyes, tales como la de los matrimonios mixtos: No. 55/49 que prohibió que personas consideradas “blancas” se casaran con personas consideradas “no blancas”.

Al año siguiente, la separación sexual de los habitantes, según el tono de piel, se completó con la Ley de Inmoralidad No. 21 de 1950, que reguló la vida sexual de los ciudadanos, prohibiendo la “fornicación ilegal”, y “cualquier acto inmoral e indecente” entre una persona “blanca” y una persona africana, india, o de color.

Crearon la ley de Registro de población No. 30 en 1950, en la que se anotaba la raza de cada persona.

Una junta de clasificación tenía la facultad de decidir el estado racial oficial de una persona en casos de dudas o disputas así como otras más que hacían del sistema vivido allí el más cruel abuso contra los seres humanos, el más indignante que se haya tenido en el mundo, implantado por los afrikáners, como se les llamaba a los “blancos” que gobernaban Sudáfrica

Desde sus inicios, Mandela fue un amante de la música. Como joven, en su aldea, disfrutaba de la misma, así como de los bailes. Dentro del Congreso Nacional Africano, movimiento del cual era uno de los líderes, existían artistas que eran simpatizantes de la lucha que llevaban.

Entre ellos, la inmensa Miriam Makeba, que fue la punta de lanza para que, a través de la música, los artistas sudafricanos y, posteriormente, de otros países del continente africano, con su canto, dieron a conocer la barbarie del abominable sistema.

Miriam tuvo que abandonar Sudáfrica por las ideas y su lucha contra el apartheid. En 1963, tras dar testimonio contra dichas injusticias en las Naciones Unidas, el gobierno “supremacista blanco” de Sudáfrica le retiró la ciudadanía y le negó el derecho a entrar en su país.

Mandela comenzó a comunicarse con Mirian antes de su exilio y después de este. Llegó a enviarle mensajes para que la artista siguiera la lucha a través de la música, denunciando ante el mundo lo que acontecía.

En 1966, recibió un Grammy junto a otro luchador de los derechos raciales, Harry Belafonte, por el disco An Evening with Belafonte/Makeba, álbum que habla del sufrimiento de los negros sudafricanos bajo el régimen del Apartheid.

A pesar de todo esto, Estados Unidos y los países de Europa Occidental toleraron el apartheid, durante casi cinco décadas, debido a que Sudáfrica había adoptado una posición abiertamente “anticomunista”.

La realidad es que los grandes beneficios que la corona inglesa y los países aliados recibían desde el descubrimiento de las minas de diamantes en Sudáfrica, no la cederían a los nativos sudafricanos, junto al racismo.

Luego se le agregó el componente económico. Incluso la primera ministra de Inglaterra, Margaret Thatcher llegó a decir públicamente en 1987, dos años y unos meses antes de la liberación de Mandela, que el Congreso Nacional Africano era una organización terrorista.

En Estados Unidos, el presidente Ronald Reagan colocó a Mandela y al CNA en la lista de personas y organizaciones terroristas a vigilar. Curiosamente, Madiba permaneció en ese listado hasta 2008, pocos meses antes de cumplir 90 años y todavía existen personas que se preguntan quienes son los terroristas.

Otro artista de Sudáfrica comprometido con el movimiento antiapartheid fue el cantante de jazz, Hugh Masekela, cuya canción “Bring him back home», grabada en 1987, se convirtió en el himno de Nelson Mandela tras su liberación.

Los artistas africanos fueron los primeros en tomar la causa de Mandela y sus compañeros del CNA, a través de la música, lograron dar universalidad a la misma al denunciar la larga prisión de Mandela y sus compañeros.

Fueron años de canciones revolucionarias para gritar por la libertad. Otros como los cantantes Tabu Ley Rochereauy y M Bilia Bel grabaron «Contre ma volonté», una canción de africanos, para africanos y los pueblos del continente. Comenzaron a concientizar sobre la injusticia que se vivía en tierras hermanas y desconocidas para el resto del mundo.

Ya en los 80,cuando los artistas de renombre de occidente empezaron a conocer la música africana y la trágica agonía que padecía el hermano pueblo sudafricano por diferentes vías, incluyendo a la principal mensajera, Mirian Makeba, así como a Hugh Masekela, entre otros. Rápidamente, se integraron a la lucha para la liberación de Mandela y sus compañeros. Madiba pudo ver que la música sería un aliado que llegaría más lejos, incluso que las denuncias en los organismos internacionales.

La música fue ese componente que hizo del trayecto de Madiba uno más placentero, ligero y liberador, a pesar de la prisión. A 7 años de la partida de Madiba de esta dimensión, él sigue siendo la música más afinada, unas letras con las estrofas más perfectas.

Su vida fue una canción con los versos más largos, que no terminan en ninguna fecha, pues la extensión de una melodía como su vida concluye cuando la humanidad nos traiga a todos de vuelta a su gran casa.

 Amandla.