Francisca Valenzuela, cantautora chilena: «Hay un cambio, pero la lucha continúa»
De a pedacitos. Así presenta Francisca Valenzuela su inminente álbum. Luego de lanzar los singles “Castillo de cristal”, “Último baile”, “Salú” y “Como la flor”, la cantautora chilena puso este viernes en circulación su nuevo tema: “Hola, impostora”, inspirado en el “Síndrome del impostor”. “Lo escribí porque a veces me siento frustrada y cansada de escuchar esa voz adentro mío que me dice: ‘No eres suficiente, eres un fraude, no mereces nada’, y que se alimenta de mis inseguridades y dudas”, explica la artista. “Quería gritarle ‘cállate ya’ a esa voz. A ese sentimiento de que una es impostora”.
Como parte de las conmemoraciones por el Día Internacional de la Mujer, la música se presentó el viernes pasado en el ciclo Cuando suena la marea,realizado en el Centro Cultural Kirchner, donde compartió cartel con Fabiana Cantilo y Lula Bertoldi. “Esta escena cultural me encanta”, comparte esta figura del pop nacida hace 34 años. “Siento mucha cercanía y onda con lo que pasa acá y con los compañeros argentinos. Poder participar en eventos así, en los que además tengo la oportunidad de mostrar mi música, me da una alegría indescriptible”.
-¿Todas estas canciones son de manufactura pandémica?
-Todo. Fue súper orgánico. En 2020 salió La fortaleza, mi último álbum. Originalmente iba a salir a fines de 2019, pero sucedió el estallido social. Al ver que el movimiento cobraba fuerza, decidimos aplazar el lanzamiento. Luego de eso, no es que me haya propuesto hacer otro disco ni nada por el estilo. Estaba trabajando con el productor argentino Sebastián Krys en el proyecto de Elvis Costello (un disco tributo al músico inglés). Comenzamos a conversar, le mostré lo que estaba componiendo y empezamos a armar el disco. De pronto, me di cuenta de que teníamos un cuerpo de trabajo, cierta coherencia y algo para decir.
-Tu single aparece el mismo día de la asunción de Gabriel Boric. Lo apoyaste abiertamente, a sabiendas de que eso te podía jugar en contra. ¿Qué te cautivó?
-Soy una ciudadana y una artista que apoyó causas a lo largo de mi carrera y de mi adultez. Me refiero a causas que me importan como el feminismo, la disidencia, la justicia social, los derechos humanos y la ecología. Nunca había apoyado ninguna candidatura. Como tuve la oportunidad de compartir con Boric, lo apoyé porque creo en lo que va a hacer. Pero también nos encontrábamos en Chile el año pasado en medio de unas elecciones en las que participó la extrema derecha. Eso era un peligro para nuestro país. Fue un factor para entregar un apoyo incondicional, y afortunadamente salió electo. Su gabinete está súper bueno. Tiene un gran desafío, pero me parece que está a la altura de las oportunidades. Apoyaremos para que sanen varias cosas y cambien otras.
-¿Son muy altas las expectativas?
-Hay muchas expectativas y un deseo de que haya mayor igualdad y justicia social, que haya una agenda ecológica, diálogo y capacidad de transformación real. Pasaron tantas cosas últimamente en Chile que necesitamos un liderazgo distinto, nuevo, que rompa con el paradigma político patriarcal latinoamericano. Eso es súper importante. Si bien hay una sensación de que será un gobierno de los jóvenes para los jóvenes, creo que la propuesta va más allá. Es honesta y pragmática.
-La actual escena musical de tu país pareciera que refleja a cabalidad la época que le toca vivir. Al menos es lo que se ve desde acá. ¿Qué tan real es esa apreciación?
-Creo que existe ese cambio, pero en especial mayor reconocimiento. Hay más espacios. Si bien la lucha continúa, se conversan más temas. También se está rompiendo esa idea de que todas las mujeres competimos porque somos iguales. Antes en los festivales te decían que no podían sumar a una mujer porque ya había otra. Sobraban los hombres con guitarras, pero sólo podía entrar una mujer. No se entiende. En ciertas áreas de la cultura popular se están visibilizando esos problemas. Entre nosotras se generó una solidaridad, donde nos apoyamos y en la que hay súper onda genuina. Y eso es súper importante. Nos sentimos acompañadas.
-Al momento de componer, ¿diferenciás tu trabajo de la militancia?
-No lo pienso tan conscientemente. No me he visto en esa posición tan explícitamente. En las últimas elecciones, fue la primera vez en la que me expresé públicamente sobre un proyecto de país. Me pareció que era el momento. No creo que sean cosas excluyentes o incongruentes. La visión humanista o feminista que pueda tener va a aparecer en mi música. No separo quien soy artísticamente de lo que soy como ser humano. Muestro lo que me conmueve. La música viene desde adentro, y no hay forma de que pueda ocultar eso. A pesar de que hay una elasticidad, mi impulso es auténtico. Pero soy cuidado con respecto a las cosas que hago fuera de la esfera musical. Aunque al mismo tiempo ésta es una época en la que lo personal también es político.
-El feminismo es inherente a tu obra. Y para muestra está La fortaleza. ¿Le hablás sólo a las mujeres o intentás que el hombre se conciencie con tus canciones?
-Mi perspectiva feminista está desde el comienzo, incluso de forma inconsciente. Y eso generaba reacciones. En ese momento, no tenía el lenguaje, las herramientas o la capacidad y la confianza para defenderme. La concientización del feminismo como herramienta y como lenguaje me ha ido empoderando a mí de manera personal y profesional. También tomando conciencia del colectivo. En La fortaleza, cuando nos sentamos con mi equipo a pensar en el relato y la gráfico nos planteamos cómo pensar en la resiliencia en un momento en el que lo necesitábamos. Y en cuanto a lo inclusivo, sí está en mi repertorio. La invitación a asistir y conocer la transformación que estamos buscando existe en lo que hago, y es de forma transversal.