Te recuerdo, Víctor

05-10-2025
Música
On Cuba News
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Víctor Jara sonríe en las fotos y pareciera estar más vivo que nunca. Lo está. En una, fuma un cigarrito y uno casi puede oír su voz cantando su tema: “Cuando amanezco con frío / prendo un cigarro de a vara / y me caliento la cara / con el cigarro encendido. / Ay, ay, ay, me querís, / Ay, ay, ay, me querís, / Ay, ay, ay”. 

En otra, un primer plano de perfil revela un gesto amoroso; en una tercera se muestra serio, casi melancólico, y en la última aparece tierno, entre niños. Su presencia, suspendida en instantáneas en blanco y negro, acompaña ahora una escena que parece atravesar el tiempo: su hija Amanda se reencuentra con un viejo compañero de oficio y de luchas de su padre, Silvio Rodríguez.

Foto: Kaloian.
Foto: Kaloian.

El trovador cubano llega a este encuentro íntimo, ayer sábado, cargado de historia y emoción. Apenas se abrazan, le dice con una voz que trae ecos de otras épocas:

—Recuerdo que pasamos por tu casa cuando eras muy pequeña, allá por el 72. Íbamos a buscar a tu padre para irnos a Valparaíso.

Chile fue el primer país latinoamericano que Silvio conoció. Llegó en septiembre de 1972 junto a Pablo Milanés y Noel Nicola. Fueron casi dos semanas intensas, de noches memorables de guitarras, vino y canciones con los artistas de la Nueva Canción Chilena en la Peña de los Parra. 

Foto: Kaloian.
Foto: Kaloian.

Por esos días estrechó la amistad con Víctor Jara. En una de esas jornadas emprendieron viaje a Valparaíso para cantar en la universidad; Silvio, enfermo de la garganta y con fiebre, se quedó durmiendo en el auto.

Amanda sorprende a Silvio con la guitarra de su padre. Él la toma con delicadeza como si se tratara de un objeto sagrado y la recorre con la mirada: las vetas de la madera, las cuerdas, el brazo, las clavijas. Le piden que la toque, que rasgue al menos un acorde, pero se niega. Apenado, apenas alcanza a esbozar un no. 

Prefiere no profanar los ecos que aún suenan dentro de aquella reliquia. Es un gesto de respeto, de amor, de reconocimiento al compañero caído que sigue cantando a través de otros.

Tras la larga noche pinochetista —años de censura y exilio—, Silvio regresó a Chile en 1990. Lo hizo con Chucho Valdés e Irakere para un concierto histórico en el Estadio Nacional, donde 80 mil personas lo escucharon dedicar la velada a Víctor Jara, torturado y asesinado en 1973 tras el golpe militar. 

Foto: Kaloian.

Aquella noche también estrenó El hombre extraño, su homenaje al amigo mártir: “Un día, sin aviso, / murió aquel hombre extraño… / En ese mismo instante, / desde el cielo, los pájaros / descubrieron que al mundo / le habían nacido labios”.

En la primera de sus recientes noches en Chile, ante 17 mil almas, Silvio volvió a recordarlo. Cantó “Te recuerdo Amanda”, acompañado al piano por su hija Malva. Y ahora, en esta casa donde el aire parecía lleno de memoria y vitalidad, volvió a encontrarse con Víctor. En la sonrisa de Amanda, en las fotos, en la guitarra ante la que guardó silencio, en la historia que, todavía, sigue cantando.

Foto: Kaloian.