47 años sin Tatico
Este 23 de mayo se cumplen 47 años del fallecimiento de Domingo Henríquez García, mejor conocido como Tatico Henríquez.
Merenguero folklórico, acordeonista empírico, compositor de pluma sencilla, una leyenda del merengue típico. Hijo de Altagracia García y el acordeonista Juan Henríquez, alias Bolo, Tatico Henríquez, dejó un legado musical que muchos consideran clásicos del típico.
El intérprete de “La balacera” nació el 30 de julio del 1943, en Los Ranchos (Nagua), y murió trágicamente el 23 de mayo de 1976, en un accidente de tránsito, conduciendo un Ford Granada. Ocurrió en la avenida Estrella Sadhalá, en Santiago.
Su repertorio se caracterizó porque en sus letras homenajeaba la belleza de la mujer, las costumbres dominicanas, ocurrencias pueblerinas y el amor.
Con la composición “Desde que la vi me enamoré de ella”, que escribió inspirado en Eva Chaljub, su esposa y compañera de vida, consiguió que esta aceptara formalizar en el 1972 su primer matrimonio.
A ritmo de güira, tambora y acordeón, Henríquez se paseó con su música por Venezuela, Colombia, Puerto Rico y los Estados Unidos. Establecido en Santiago en 1970, forma el grupo Tatico Henríquez y sus Muchachos, que integraban Domingo Reynoso, Miro Francisco, El Viejo Ca, Manolo y su hermano Julio.
El artista aprendió a manipular el acordeón junto a Pedro Reynoso, del popular Trío Reynoso. Tras la muerte de Pedro, y desintegrado el grupo, Henríquez se traslada a Santo Domingo, antes de instalarse en Santiago. Desde allí, conforma un repertorio que le dio fama y mereció calificativos como “Astro del Merengue” y “Rey del Merengue”.Aún después de muerto, las canciones de Tatico se mantenían dominando la escena musical del país.
Obras fundamentales de la música típica fueron rescatadas en voz del virtuoso acordeonista. Grabó numerosas canciones de Ñico Lora, Prieto Tomás, Juan Bautista Pascasio, Toño Abréu y otros más, según recuerda Rafael Chaljub Mejía, en su libro “Antes de que te vayas…”.
“Le corresponde a Tatico Henríquez el mérito de haber evitado que merengues tan antiguos como “El telefonema”, de la autoría de Ñico Lora, se perdieran”, concluye Mejía. “Ese merengue que, por el personaje al que alude y la escena que evoca, debe haber sido compuesto a finales del siglo diecinueve, era del todo ignorado por más de una generación”.
Músico formado autodidácticamente, a Tatico algunos lo consideran como un campesino que tuvo suerte. Fafa Taveras sostuvo en una ocasión que el intérprete era una persona de “ingenio”, con “capacidad de un artista popular, sin escolaridad formal, sin ningún pulimento, era sencillamente un rústico intérprete de merengue”, de acuerdo a un artículo publicado en El Nacional el 27 de mayo de 1976.
El acordeón tuvo un nombre propio
“Y nació Domingo Henríquez García. Ese era un nombre propio, pero ese nombre propio dice poco, porque la popularidad se la ganó el apodo. Domingo se convirtió en Tatico, y Tatico se convirtió en leyenda”. Así describe Chaljub Mejía el surgimiento de esta luminaria del típico. “Y además de sus composiciones, Tatico hizo otro aporte importante, al recoger merengues del folclor y adornarlos con la interpretación que sólo un talento y una capacidad de arreglista como el suyo podía darle, para dejarlos así sellados a la memoria musical del país, y como parte de un valioso patrimonio discográfico”.
Un repertorio que retrata la dominicanidad y el populismo
Rafael Chaljub Mejía, cuñado del acordeonista, escribe en su libro que Henríquez abordó temas diversos de una manera interesante, que reflejaban la sicología, la cultura y la vida cotidiana de la gente, con los vicios y las virtudes de la misma.
“Aquel músico impetuoso, inteligente y ágil trabajaba constantemente y se empeñó en recibir lecciones de viejos maestros, especialmente de Matón, que se iba a Santiago a casa de Tatico”, sostiene Mejía, que le atribuye al artista haber revitalizado el merengue típico, que después de la muerte del tirano Rafael Leonidas Trujillo estaba en una etapa de decadencia.
Texto: