30 años sin la voz inconfundible de Héctor Lavoe, ‘El cantante de la salsa’
Pudo ser por el exceso de las drogas, producto del sida que padecía, tal vez la soledad o la ausencia de su hijo, lo cierto es que el 29 de junio de 1993, un ataque al corazón terminó con la vida del sonero de soneros, Héctor Lavoe.
Ese martes 29 de junio, la muerte sorprendió al cantante en el St. Clares Hospital de Manhattan, en Nueva York, ciudad donde pasó los últimos años de su vida solo y abandonado, luego de haber sido seguido por multitudes en el mundo entero durante toda s,u carrera artística.
Héctor Juan Pérez Martínez creció en una familia humilde en la ciudad de Ponce, en Puerto Rico y desde muy joven tuvo que soportar fuertes tragedias, como la muerte de su madre cuando solo tenía tres años. Esta no sería la única pérdida familiar que tendría que enfrentar quien luego sería conocido como Héctor Lavoe.
Pocos años después su hermano mayor murió en un accidente en Nueva York y en 1987 tuvo que enfrentar la noticia más devastadora de toda su vida, su hijo murió de manera accidental cuando manipulaba un arma de fuego. Luego de esta tragedia, el artista nunca volvió a ser el mismo; quienes lo conocían afirmaban que estaba muerto en vida.
Su padre que era guitarrista de grupos locales, siempre le inculcó el amor por la música, por lo que a los 14 años ya era el vocalista de una orquesta que tocaba en diversos establecimientos de Puerto Rico. Sin embargo, era poco para las aspiraciones que este joven tenía para su vida artística. Ese anhelo lo impulsó a dejar, a los 16 años su natal Puerto Rico para irse a Nueva York en busca del sueño americano. Casi de inmediato se involucró en el ámbito musical de la ‘Gran ciudad’.
En 1964, tras un año de vivir en Nueva York, se convirtió en uno de los cantantes de la New Yorker Band, lo que le sirvió de vitrina para mostrar su talento ante reconocidas figuras de la industria musical.
En 1966 Lavoe era vocalista y corista de varias orquestas y ya había grabado su primer sencillo. Formó parte de la Fania All Stars desde su comienzo hasta el final.
En 1967 conoció a Willie Colón, con quien grabó 11 discos y con quien se catapultó en el mundo de la salsa. La fama y el dinero le llegaron de manera prematura a los 21 años, situación que no aprendió a manejar. Su vida pronto se convirtió en una serie de excesos.
A medida que su fama crecía, también aumentaban sus problemas. Lavoe, que se inmortalizó con temas como ‘Malos pensamientos’, ‘Calle luna calle sol’, ‘Che che colé’, ‘Todo tiene su final’, ‘El cantante’, ‘Periódico de ayer’, ‘Triste y vacía’ ‘Juanito Alimaña’, ‘El día de la suerte’ y ‘Déjala que siga’, entre otras, y que llegó a ser considerado el cantante de cantantes y el más reconocido sonero del mundo; paralelamente se hundía en un torbellino de alcohol y de drogas, entre ellas la heroína, adicción que finalmente lo llevó a contraer sida por compartir jeringas.
Su vida estuvo llena de escándalos, padeció trastornos mentales e incluso intentó suicidarse lanzándose de un octavo piso, lo que lo obligó a recluirse en una clínica de reposo.
Luego de soportar todas estas vicisitudes, Lavoe fue internado en el hospital St. Clares, donde permaneció durante un año y medio, hasta su muerte, hace 30 años.
Miles fans, gritando: ¡Que Viva Héctor Lavoe!, ¡Tú eres eterno! ¡Héctor Lavoe Vive!, se congregaron en el Frank E. Campbell Funeral Home, en Manhattan, para despedir a su ídolo; asimismo asistieron a la misa que se celebró en la iglesia de Santa Cecilia y luego hasta el cementerio Saint Raymond del Bronx.
Nueve años después y como era su deseo, los restos fueron llevados a su ciudad natal, en Puerto Rico, donde actualmente descansa junto a los cuerpos de su esposa, Nilda ‘Puchi’ Román, y su hijo Héctor Pérez Jr.