Medios brasieños reportaron que más de 1.1 millones de personas permanecían sin luz eléctrica este martes en la ciudad de Sao Paulo, tras el fuerte temporal que azotó la urbe en viernes pasado, dañó de manera severa los sistemas de trasmisión y suscitó críticas sobre la calidad del servicio y la eficacia de privatizar prestaciones básicas.

De acuerdo con reportes de prensa, alrededor de 315.000 inmuebles siguen sin energía tras el evento meteorólogico extremo, cuyos fuertes vientos llegaron a superar los 100 km/h de velocidad.

Más de cuatro millones de habitantes de la urbe, la más grande de Brasil, llegaron a quedarse sin servicio. Días atrás, la concesionaria ENEL, a cargo de la gestión eléctrica, estimó que los trabajos de reconexión concluirían este martes.

Ello fue confirmado en rueda de prensa por el gobernador del Estado, Tarcísio Gomes de Freitas: «Nuestra mayor preocupación son las personas, devolverles la energía. Tenemos una situación crítica en la ciudad de Sao Paulo y la expectativa es que se restablezca el martes».

Ante la situación, las críticas de los ciudadanos no se hicieron esperar. Cuestionaron el prolongado tiempo para recuperar el sistema y los perjuicios ocasionados por concepto de pérdidas de alimentos, roturas de electrodomésticos y la obligación a personas de todas las edades a subir altos edificios por las escaleras.

A través de la red social X, el diputado federal Guilherme Boulos manifestó: «Los paulistas no pueden estar a merced de una empresa que, además de cobrar tarifas absurdas, no garantiza la calidad mínima de servicio».

Este hecho también suscitó un debate sobre la privatización de servicios esenciales y la prioridad que las compañías dan al funcionamiento financiero por encima de la calidad del servicio y la solución a emergencias.

ENEL (antes Eletropaulo) fue vendida a una empresa italiana durante el Gobierno de Michel Temer (2016-2019), quien llegó al Ejecutivo tras el golpe parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff (2011–2016). La práctica de privatizar de empresas a cargo de servicios básicos fue continuada por el mandatario de ultraderecha Jair Bolsonaro (2019-2023) 

La empresa reportó en 2022 beneficios por 3.300 millones de reales (más de 677 millones de dólares), un 37 por ciento de crecimiento respecto a 2011, pero desde 2019 hasta la fecha despidió al 36 por ciento de sus empleados. Según medios locales, ello impactó drásticamente en la atención al cliente. Ahora cada empleado atiende a 511 consumidores, en comparación con los 307 de 2019.

Por su parte, el alcalde de la ciudad, Ricardo Nunes, expresó el lunes que podría cobrarse una tarifa a los consumidores para adelantar el soterrado de líneas de trasmisión y con ello impedir que sean vulnerables a los fenómenos climáticos.

En conferencia de prensa ofrecida desde el Palacio de los Bandeirantes, sede de la Alcaldía, la tarifa no sería obligatoria y parte del costo de estas obras podría ser asumido por las empresas que operan el sistema eléctrico. Nunes dejó claro que se ha conservado con ENEL sobre el tema desde 2022, pero no tienen una idea clara de cómo llevar adelante en menor tiempo el soterrado.

De acuerdo con la Asociación Brasileña de Proveedores de Servicios de Telecomunicaciones Competitivos (TelCom), Sao Paulo tiene unos 20.000 km de líneas aéreas. Menos del 0.3 por ciento son subterráneas.

El exalcalde Joao Doria lanzó un 2017 un programa que inicialmente procuraba soterrar, hasta julio de 2018, 52 km. Luego la cifra se amplió hasta 65. Hasta el momento, solo se cumplieron 37 km.

Ante este proyecto, concesionarias del servicio presentaron una demanda ante las Cortes para evitar el pago de tarifas aplicadas por autoridades locales. En su fallo, la Justicia señaló que las concesionarias solo se subordinan a las autoridades federales y la Agencia Nacional de Energía Eléctrica.