Reino Unido ya se arrepiente mayoritariamente del Brexit. Normal: este año crecerá menos que… Rusia
«Un desastre total y un montón de mentiras que nos han hecho perder mucho»: así se refería al Brexit el veterano inversor de capital privado Guy Hands hace unas horas. Sus palabras llegan justo hoy, el día en el que se cumplen tres años desde la salida de Reino Unido de la Unión Europea. No está solo: las encuestas recientes han mostrado un claro cambio de opinión generalizado en el que se considera que el Brexit fue un error.
Es lo que se conoce como Bregret (Brexit + Regret (arrepentimiento)). Una tendencia creciente que explica cómo la mayoría de la gente ahora está a favor de reincorporarse a la UE. Y más viendo el batacazo económico que el país está sufriendo.
Arrepentidos. El aniversario del Brexit en realidad pone de relieve los tres años de caos político y caída económica recientes. Hechos que, para aquel 48% que votó por permanecer en la UE, cuestan de aceptar. De hecho, una encuesta reciente de Focaldata estima que todos los distritos electorales de Gran Bretaña, excepto tres, piensan que irse fue una equivocación muy grande. Esto es un cambio drástico en la forma en que el país reflexiona sobre aquel referendum que cambió sus vidas.
Como podemos ver en este mapa de Britain Unherd, los únicos tres distritos que no opinan así están ubicados a lo largo de Wash en Lincolnshire: Louth y Horncastle, Boston y Skegness y South Holland y Deepings.
La tendencia. No es la única encuesta que ilustra el fenómeno. El apoyo al Brexit ha caído al 32%, el mínimo de los últimos dos años, según esta encuesta de YouGov, que muestra por el contrario que el 56% cree que no debió de ocurrir. Y el respaldo al Brexit entre quienes creen que fue la decisión correcta ha caído más de 10 puntos desde el año pasado, hasta el 32% actual. De hecho, a principios de este mes, una encuesta de The Independent concluía que casi dos tercios de los británicos ahora apoyan un referéndum para reincorporarse de nuevo a la UE.
¿Cómo se explica? Varios estudios como este del Instituto Universitario Europeo sugieren que, en realidad, este cambio de opinión no se debe en su totalidad a que las personas cambien de parecer, ya que algunos grupos no lo han hecho en absoluto. Y hablan más bien de un reemplazo generacional. ¿Qué quiere decir? Que aquel resultado de 52:48 a favor del Brexit estuvo fuertemente impulsado por votantes mayores. El 64% de los mayores de 65 votó que sí. Y el 71% de los de 18 a 24 años votó que no.
Los investigadores analizaron por grupo de edad qué porcentaje ahora, tres años después, pensaba que Gran Bretaña hizo bien o mal en abandonar la UE para ver quien se había vuelto contra el Brexit realmente. Y concluyeron así que el 35% del cambio en ese sentimiento de arrepentimiento se atribuye en gran medida al «reemplazo de votantes» y que la proporción de cambio impulsada por el «metabolismo demográfico» (muerte de viejos votantes, ingreso de jóvenes al electorado) es considerable.
La situación económica. Pero tampoco podemos olvidar otro de los factores más importantes, que quizás sea uno de los más determinantes a la hora de opinar sobre la salida del país de la Unión Europea. Hay que tener en cuenta que Reino Unido se enfrenta a una pésima situación económica durante los últimos dos años a la que se le añade la inflación y la coyuntura mundial, tal y como hemos explicado en Magnet. De hecho, hace unas horas el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticaba que este 2023 la economía del Reino Unido tendrá peores resultados que cualquier otro país del mundo desarrollado, incluida Rusia.
En sus últimas previsiones, el FMI indica que espera que el producto interno bruto (PIB) del Reino Unido se contraiga un 0,6% en 2023. Y eso aún cuando la mayoría de los demás países del mundo verán mejorar sus pronósticos. Afirman que, si bien la economía mundial en general mejorará, con la inflación alcanzando su punto máximo y la inversión comenzando a cambiar, la economía del Reino Unido enfrentaría una rebaja «que refleja políticas fiscales y monetarias y condiciones financieras más estrictas y una venta minorista de energía aún alta».
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